Ha muerto mi gran amigo Vitorino, en nuestro recuerdo queda una canción inacabada, el bastón de su andadura y la plácida mirada azul de sus ojos cuando emprendía el camino de no retorno hacia el punto final de su singladura.
Dicen que nuestra generación es la de la austeridad y el silencio, dicen también que hemos sido el puente entre las dos Españas que cargó odio y devolvió democracia, dicen también que hicimos del sacrificio nuestra forma de ser y de los amigos nuestra bandera, si eso es así mi amigo Vitorino ha sido el compendio de todo lo anterior. Fue el más pequeño de diez y seis hermanos nacidos en tierras de Aranda de Duero, zagal, mozo, pastor, rabadán y aprendiz de todo terminó siendo taxista en Barcelona, al enviudó joven y aunque la vida le siguió siendo esquiva su imagen siempre tuvo el sello de su sonrisa, ni una mala cara ni un mal gesto ni un reproche, la vida para él era disfrutar cada momento, compartimos e impartimos clases de cocina, cantamos en diferentes agrupaciones y sobre todo hicimosdel humor nuestro dialogo y de nuestras diferencias amonestaciones paternales, tanto es así que no pude resistirme y uve de aceptar uno de sus bastones ante la insistencia de que era imprescindible para andar por la vida.
Nos despedimos cantando, sus manos buscaron las mías y en un susurro seguimos pregonando el carbón de encina y el cisco de roble a bordo de un carro imaginario por los caminos de nuestra tierra, sus ojillos siempre vivarachos se entornaron mientras con un apretón de manos parecía querer retenerme. Querido amigo desde allí donde estés seguiremos pregonando la excelencia nuestra mercancía cargada eso si en el carro de la amistad más entrañable, mientras tanto el apoyo de tu bastón bastará para que te recuerde porque estoy seguro que el calor de tu mano seguirá llegándome siempre a través de su empuñadura.
DE UN AMIGO OLVIDAS TODO MENOS LA ALEGRIA
DE SERLO
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