miércoles, 19 de agosto de 2020

CARNET PARA JUBILADO

El nuevo carnet de conducir me ha puesto de cara al espejo, ese no soy yo, el que aparece en la foto es un anciano sin mueca, caído de carnes,  rictus de tablón de desaparecidos y color ceniciento, no, este no puedo ser yo, esa cara no es la mía yo no soy ese hombre  inexpresivo  que aparece en mi carnet de conducir, ese es alguien que suplanta mi personalidad, yo soy ese otro que ha estado en el campo trajinando con aperos, mangueras de riego, enjalbegando paredes, cortando leña  y trabajando la piedra, ese soy yo y no el zanfona  desafinado que aparece en el recuadro, reconozco que uno va cumpliendo años y se desinfla como  fuelle de acordeón que pierde el aire por los costados o como odre de vino en tiempo de secano, este puñetero  carnet quiere erigirse en notario de mi vida y a mí que he conducido desde los veinte años me concede solo una prorroguita como haciéndome un favor, me  niego a acatar sus ordenes reniego del fol de gaita que aparece en la foto, ese no soy yo. Pero además me hace pensar que el próximo aviso me dejará en el umbral de los ochenta y entonces es posible que el acordeón no tenga fuelle y lo que había de ser tecla sea martillo, las gafas anteojos y quién sabe si este motor mío que anda ya resoplón no necesitará carga de gasógeno para seguir funcionando, por no hablar de otras partes más intimas que mucho me temo que de ser gatillo pasen a ser perdigón.

No quiero pensarlo, me vuelvo al campo pensaré que ha sido un mal sueño,  que nada de esto ha sucedido y que sigo siendo el de siempre, seguiré forrando de piedras el paisaje, hablaré con almendros y granados mientras lleno su alcorque  de ilusión, arrancaré a los troncos sus esquirlas para el fuego y seguiré poblando de flores cada rincón, nadie me va a pedir el carnet para hacer todo esto ni a nadie tengo que dar explicaciones sobre mi sobrero de paja roto o ese pantalón corto y parcheado que deja ver los nudos  que el tiempo escribió en mis pantorrillas. La naturaleza no me pregunta, me agradece y me da las gracias por mis desvelos y tengo por testigos el esqueje de antaño hoy  hermoso parral, o los muros de piedra ahora madriguera y despensa  de insectos y golondrinas o el bosquecillo de encinas primas hermanas de los eucaliptos gigantes que vigilan la entrada alrededor de las albas paredes de la casa que cual hojas en blanco aparecen dispuestas para reescribir la historia. Allí me tendrán ustedes enjalbegando hasta borrar la foto del carnet de conducir esperando al grafitero que quiera contar las andanzas de un conductor que entonces ya no tendrá carnet de conducir.

CAMINAR ES FACIL LO DIFICIL ES ENCONTRAR EL CAMINO

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona