En nuestro centro la sonrisa tiene nombre y apellido, si
escucháis una incipiente carcajada no os preguntéis que es lo que pasa, puede
que ni siquiera pase nada, puede que tampoco sea necesario que pase para
poderla escuchar o puede que simplemente haya alguien que por su naturaleza
haga de la sonrisa un modo de ser y del bosquejo de la carcajada el imán que te
ayude a entender que a la vida solo es necesario ponerle humor para hacerla más agradable.
José Porcuna, (Pepe para los amigos) tiene el don
de la ubicuidad, puedes encontrarlo en varios sitios a la vez, encima de una
escalera o reparando alguna emergencia, abordando y dando explicaciones a una
visita despistada o metido en yeso y pintura intentando hacer la mejor
representación de belén que pueda encontrarse en la barriada, pero si llegas a
nuestro centro en demanda de ayuda no preguntes donde está nuestro amigo, solo
es necesario que afines el oído, pongas atención y te dirijas hacia el sonido
de una voz que aunque cavernosa te resulte agradable, allí lo encontrarás detrás de una sonrisa que
de puro ejercitarla a dado forma a su rostro, ese es Pepe, no puedes
equivocarte.
Pepe lleva por apellido el nombre de su propio pueblo, el
dice con mucho gracejo que sus ascendentes debieron ser árabes o judíos y es
por eso su constante trasiego, para nosotros es el solucionador al que puedes acudir si la megafonía no funciona, no
aciertas con la temperatura de la calefacción o simplemente quieres charlar de
forma distendida en la confianza de que de la charla y durante ella habrás
sonreído en más de una ocasión, pero eso si Pepe es humano no le des un consejo
porque él ya tendrá otra solución, no le quieras llevar la contraria porque
desmontará tus argumentos a golpe de chascarrillo y sobre todo no le provoques
con un baile por sevillanas porque inmediatamente te encontrarás con el maestro
que no habías buscado.
En estos días nuestro centro tiene las pilas gastadas,
nuestro amigo Pepe pasa por un momento familiar delicado, lo echamos de menos
por el egoísmo de no poder compartir con
él la charla animada a que nos tiene acostumbrados pero también por no poder
devolverle ahora la sonrisa que tantas veces nos prestó cuando lo
necesitábamos, de todos modos el que es gran conocedor de cuanto le rodea sabe
que nos tiene a su entera disposición para cuanto le haga falta. Un abrazo
Pepe.
LA SONRISA ES UNA CARCAJADA EDUCADA PARA NO
MOLESTAR
J. Hernández
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