jueves, 28 de enero de 2010

Coceando el aguijón

A nadie se le ocurriría curarse un catarro poniéndose en pelotas en medio de la nieve, pues eso más o menos es lo que ha dispuesto la Generalidad Catalana que hagan los cines bajo su jurisdicción.


Resulta que las salas cinematográficas están pasándolas canutas por la falta de espectadores, tanto es así que en los últimos tiempos han cerrado muchas de ellas y las más se mantienen con la venta de palomitas y precios especiales para estudiantes, jubilados y acuerdos con los comerciantes de la zona que reparten vales descuento con el ticket de compra. Pues bien ahora la Generalidad quiere obligar a la industria del cine a que el cincuenta por ciento de las películas estén dobladas al catalán, y dicho esto se quedan tan pagados que parecen estar sorprendidos porque no suena el aplauso general.

Lo que no sé si han previsto los problemas que en la practica encierra esta disposición: el doblaje en catalán no es rentable para las productoras según manifestaron hace tiempo y en el caso de conseguirlo sería a base de subvenciones; obligarían a mantener en cartelera los dos idiomas lo que supone que tendría que haber pases alternativos o habría salas dedicadas sólo al Catalán, pero teniendo en cuenta que también existe otro idioma en el valle de Arán se supone que ellos también defenderían su cuota que en el mejor de los casos también sé llevaría su tanto por ciento lo que supondría en la practica crear mayor confusión.

Yo no sé si estas disposiciones las impone el mismo que pidió representación de Senegal en Cataluña (Cuando existe desde hace tiempo) o el “abridor” de embajadas catalanas que resultan insostenibles económicamente pero mantienen a los parientes más cercanos, pero es notorio que estos acuerdos son impopulares y se vuelven contra de quien los ordena, como lo es también el daño que producen al propio idioma catalán que pretende defender. Si ahora cuando acudimos al cine estamos nadando entre butacas vacías no sé cómo podrán sobrevivir con tan escaso aforo ahora más dividido.

La otra noticia en esta misma línea es que en los organismos oficiales se hablará solo en catalán y todos los escritos a los ciudadanos serán en este idioma salvo que el ciudadano lo pida expresamente y entonces se lo remitirán también en castellano. Yo me pregunto qué necesidad tenemos de crispar los ánimos innecesariamente, ¿No es más lógico que ya de entrada se envíe en los dos idiomas?


Señores legisladores, pongan el sentido común a trabajar; no impongan, más bien propongan, pero sean prácticos en sus disposiciones y si quieren cine en varios idiomas faciliten cascos individuales para que cada uno escuche la película en el idioma que considere más interesante, las nuevas tecnologías están para esto y si consideran necesario que las comunicaciones con los contribuyentes se hagan en catalán obligatoriamente no caigan en el error de crear problemas donde no los hay y faciliten las cosas aprovechando las dos caras del papel, nos ahorraríamos dinero, tiempo y en muchos casos crispación y malos entendidos.

4 comentarios:

  1. Y ahora las facturas también en catalán.

    ¡La Cataluña oficial y la Cataluña real!.

    Mira que me suena esto... ¿habremos vuelto atrás?, ¡no creo, estos son de los que protestaban!

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  2. una vez más tienes toda la razon, pero a estos politicos catalanes les importa un comino que se vayan al traste las salas de cine, lo que pretenden es imponer el catalan a toda costa y esto n o es bueno para nadie, son más dctadores que Franco

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  3. Hermano, tienes toda la razón sobre el catalanismo. El fanatismo no es bueno para nada.
    Tu hermano Paco (descubriendo internet)

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  4. hola primo soy tu prima raquel,he visto tu blog desde casa de mi hija.
    un dia con mas tiempo escribire algo mas largo.muchos besitos para tod@s

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona