Cuando el caso del Señor Neira salió a la luz nos dio la sensación de que algo no encajaba; esa necesidad de elevarlo a los altares, esa prisa por condecorarlo y hacerse la foto, la necesidad imperiosa de crear un mártir al que rendir culto, el machacar a su presunto verdugo sacando a la luz sus antecedentes para contraponerlos con su presunta víctima y sobre todo centrar toda la culpabilidad en una sola persona sin buscar a los otros culpables que lo abocaron al coma por la falta de atención adecuada nos hicieron pensar en una manipulación partidista bien orquestada y voceada por toda la prensa habida de carnaza y sensacionalismos.
Si el señor Neira hubiera muerto, estemos seguros que se habría montado un monolito en su memoria donde se le homenajearía constantemente como adalid y defensor contra la violencia machista, y por contrapartida su antagonista se hubiera visto sumergido en una durísima y ejemplarizante sentencia maldito hasta el fin de sus días y lanzado cual Lucifer al abismo de los infiernos.
Pero el juguete se ha roto, sus estentóreas declaraciones, la sinrazón de sus manifestaciones y los excesos etílicos han terminado han minar la imagen que de él se quería conseguir, y sobre todo ya no le vale a Esperancita Aguirre para jugar a héroes y villanos y como el antes profesor no ha querido abandonar la poltrona que le fue acondicionada ha sido necesario defenestrarlo como un apestado o como el lastre que suelta un globo para poder remontar el vuelo.
Mal le ha salido la jugada a la presidenta de la Comunidad de Madrid, cara la foto de la entrega de la medalla de la comunidad enalteciendo al homenajeado y sentándolo a su diestra; caro el puesto de trabajo bien remunerado y con chofer a la puerta, mal le ha salido su ángel exterminador y justiciero, pero por ser ella no es necesario que de explicaciones, nadie se las va a pedir, nadie se atreve, los acontecimientos pasan a través de ella sin romperla y sin mancharla, es la intocable; no tiene la culpa de nada; ella no se equivoca, ella sólo se deja equivocar, a ella le basta con sonreír y dejar que sus palmeros le hagan los coros.
A partir de ahora CUIDESE, SEÑOR NEIRA, CUIDESE, pero mientras tanto háganos un favor, dimita de todos sus cargos, devuelva todas sus medallas y explíquenos de qué manera ha sido o se ha dejado usted manejar y por quién. Si aun le queda un mínimo de vergüenza y honestidad debe hacerlo para que esta España que contuvo la respiración cuando usted la retuvo, que palpitó con dificultad cuando usted no lo hacía y que se estremeció cada vez que le visionaron el video rememorando su caída pueda alimentar la esperanza de que a pesar de todo actuó de buena fe y con la sola intención de evitar un mal mayor, que los acontecimientos posteriores le fueron impuestos, que el oropel y las prebendas lo deslumbraron y que en definitiva es un mortal como los demás. Sea valiente y honesto esta vez no defraude a la gente de bien que entiende que un mundo mejor es posible y que la gente valiente arriesgada y desinteresada existe de verdad, está usted a tiempo de ratificar su rectitud y su conducta, de esta manera estaremos seguros de que usted es realmente la víctima pero no del supuesto agresor, sino de sistemas mucho mas dañinos, corrompidos y manipuladores que hicieron de la violencia que usted quiso evitar caldo de cultivo para vender rencores, venganzas y enfrentamientos que capitalizaran unas audiencias sensibilizadas fácilmente por el constante goteo de las víctimas del machismo.
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