La manada está excitada, las
victimas están cercadas el olor del botín
ciega los sentidos cuando la noche cae
sobre el pueblo, el jefe nervioso y eufórico da vueltas a la majada mientras el
resto otea el horizonte ululando nerviosamente, saben que los apriscados no
pueden defenderse porque sus crías les mantendrán pegados al terreno y antes se dejarán matar que
provocar una estampida que pudiera lesionar a sus vástagos.
Los asaltos anteriores resultaron
provechosos para aquella jauría sin escrúpulos; los sitiados no parecían darse
por enterados y una vez más aquella manada de lobos se disponía a rebasar la
cerca y amedrantado el rebaño, clavaria sus garras en las presas más desprotegidas que a continuación arrastrarían fuera de su
habitad natural dando por supuesto que por sus escasas fuerzas aquellos
famélicos desgalichados no opondrían resistencia alguna.
La carnicería
fue escalofriante nada ni nadie pareció escuchar los lamentos de las victimas ni las lastimosas quejas de los desvalidos infantes,
la voz atronadora del jefe de la manada imponiendo firmeza sin dilación retumbó
en la larga noche mientras en la majada los individuos cada vez más nerviosos aguantaban
el enésimo ataque como siempre imprevisible mientras se apretujaban al
resguardo del único tapial del que disponían prestándose entre ellos el calor que los atacantes
restaban.
La facilidad con que habitualmente
se obtenía aquel botín se había extendido por otros valles y otras manadas
parecían aproximarse a través de los agrestes desfiladeros de la cordillera que
cerraba el destartalado escenario, no
había pelaje ni ralea que no quisiera su parte de aquel aprisco donde seres
indefensos y debilitados por el hambre se mantenían con las escasas briznas de
paja que algún remolino de viento hacia llegar hasta ellos, los jefes de manada
no estaban dispuestos a ceder en sus pretensiones; los tanteos de fuerzas no
parecieron hacer desistir a ninguno y hubo ocasión en que garras y colmillos
parecieron ser la única señal de supremacía.
La suerte estaba echada el
acuerdo no tardó en llegar: cada ralea sacaría del aprisco lo que con sus
fuerzas y su astucia pudieran ser capaces de conseguir comprometiéndose a
respetar cada uno las tretas de los demás mientras no se llamara la atención para
que aquella masa ingente de seres indefensos a los que se había debilitado previamente
no pudieran calcular la cuantía de sus desafueros y así no tuvieran excusa para
reaccionar.
Mas la noche es traicionera y la
avaricia muy larga, los vellones del
botín fueron tantos que no había en los alrededores cobertizo ni alquería donde
guardarlos y fue necesario transportarlos a otros lugares y tanto fue el despojo
y tanta la desvergüenza que pusieron en guardia a la gente del aprisco que
perdido el miedo y cansados de tanto asalto y ya sin nada que perder salvo su
orgullo afilaron sus dientes y pezuñas y seguidos de sus vástagos se lanzaron en
tromba contra sus depredadores destruyendo sus loberas y arrollando con su arrojo cuanto encontraron
a su paso y dice la historia que fue tanto el poder de su razón que hicieron del
escarmiento su bandera, de sus pellejas
pendón y de sus garras mil clavos para puertas de prisión.
EL GUION ESTÁ ESCRITO SOLO CAMBIARAN
LOS PROTAGONISTAS
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