martes, 5 de febrero de 2013

MUCHOS LOBOS PARA UN SOLO APRISCO


La manada está excitada, las victimas están cercadas  el olor del botín ciega  los sentidos cuando la noche cae sobre el pueblo, el jefe nervioso y eufórico da vueltas a la majada mientras el resto otea el horizonte ululando nerviosamente, saben que los apriscados no pueden defenderse porque sus crías les mantendrán  pegados al terreno y antes se dejarán matar que provocar una estampida que pudiera lesionar a sus vástagos.

Los asaltos anteriores resultaron provechosos para aquella jauría sin escrúpulos; los sitiados no parecían darse por enterados y una vez más aquella manada de lobos se disponía a rebasar la cerca y amedrantado el rebaño, clavaria sus  garras en las presas más desprotegidas que  a continuación arrastrarían fuera de su habitad natural dando por supuesto que por sus escasas fuerzas aquellos famélicos desgalichados   no opondrían resistencia alguna.

La carnicería  fue escalofriante nada ni nadie pareció escuchar  los lamentos de las victimas ni las  lastimosas quejas de los desvalidos infantes, la voz atronadora del jefe de la manada imponiendo firmeza sin dilación retumbó en la larga noche mientras en la majada los individuos cada vez más nerviosos aguantaban el enésimo ataque como siempre imprevisible mientras se apretujaban al resguardo del único tapial del que disponían  prestándose entre ellos el calor que los atacantes restaban.

La facilidad con que habitualmente se obtenía aquel botín se había extendido por otros valles y otras manadas parecían aproximarse a través de los agrestes desfiladeros de la cordillera que cerraba el destartalado escenario,  no había pelaje ni ralea que no quisiera su parte de aquel aprisco donde seres indefensos y debilitados por el hambre se mantenían con las escasas briznas de paja que algún remolino de viento hacia llegar hasta ellos, los jefes de manada no estaban dispuestos a ceder en sus pretensiones; los tanteos de fuerzas no parecieron hacer desistir a ninguno y hubo ocasión en que garras y colmillos parecieron ser la única señal de supremacía.

La suerte estaba echada el acuerdo no tardó en llegar: cada ralea sacaría del aprisco lo que con sus fuerzas y su astucia pudieran ser capaces de conseguir comprometiéndose a respetar cada uno las tretas de los demás mientras no se llamara la atención para que aquella masa ingente de seres indefensos a los que se había debilitado previamente no pudieran calcular la cuantía de sus desafueros y así no tuvieran excusa para reaccionar.

Mas la noche es traicionera y la avaricia  muy larga, los vellones del botín fueron tantos que no había en los alrededores cobertizo ni alquería donde guardarlos y fue necesario transportarlos a otros lugares y tanto fue el despojo y tanta la desvergüenza que pusieron en guardia a la gente del aprisco que perdido el miedo y cansados de tanto asalto y ya sin nada que perder salvo su orgullo afilaron sus dientes y pezuñas y seguidos de sus vástagos se lanzaron en tromba contra sus depredadores destruyendo sus loberas  y arrollando con su arrojo cuanto encontraron a su paso y dice la historia que fue tanto el poder de su razón que hicieron del escarmiento su bandera,  de sus pellejas pendón y de sus garras mil clavos para puertas de prisión.

EL GUION ESTÁ ESCRITO SOLO CAMBIARAN LOS PROTAGONISTAS

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona