miércoles, 13 de febrero de 2019

EL TRIUNFO DE MIS FRACASOS


No, no, no, a estas alturas ya no puedo rectificar, llegados a estas latitudes lo mas que puede uno es admitir sus errores, ya no valen giros a derecha o izquierda ni cambios de carril, lo hecho, hecho está y lo no hecho ya no tiene tiempo de nacer. Es el momento de hacer balance un balance que por ser propio e intimo no tiene necesidad de alterarse o todo lo mas te permite hacer un asiento en el libro de balances justificando un desfase negativo, pero hoy no va de eso hoy estoy en valorar resultados a pesar de mis fracasos.

Mi vida no fue fácil como no lo fue para otros muchos de mi generación que nacieron emparedados entre la generación que vivió la guerra y otra generación a la que obligaron a madurar contra reloj  sin más vitaminas que las conseguidas por la intuición y el esfuerzo, nadie nos puso en el mundo unos saberes bajo el brazo ni una hacienda donde el grano necesitara aventarse, la cosa fue más sencilla, te nacieron, te pusieron de pié y la vida te dijo que te pusieras a correr, con este bagaje abriste la trocha que habría de conducirte a los tres cuartos de siglo que ahora disfrutas.

Ahora es el momento de coger resuello, mirar en pretérito y ver que queda detrás del tramo recorrido, y si bien no me puedo quejar  mejor diría puedo estar contento cuando veo que mis fracasos son sus triunfos y mis desfases sus compensaciones, hablo de mis hijos, buena gente, trabajadores por demás y comprometidos con la vida, muchas veces  he sentido que pude hacerles daño con mis caídas, que mi interés por el futuro no me dejó pensar en su presente que les hice madurar  en la misma escuela que yo profesé y que al empezar a volar no fui precisamente el halconero que les esperara al otro lado de sus ensayos con la recompensa preferida, pedirles perdón no me redime, alegrarme de sus éxitos es apropiarme de algo que no me pertenece, pero nadie puede privarme de la satisfacción de verlos limpios de corazón  y triunfadores en una carrera librada a cuerpo limpio contra una sociedad cuajada de obstáculos, llena de egoísmos y vacía de compromisos.

Al llegar a los tres cuartos de siglo tengo el convencimiento   de haber devuelto a la sociedad mucho más de lo que ella me dio, sentir que mi sangre seguirá bombeando sinceridad y esfuerzo en estos tres corazones surgidos de mis fracasos no me da más vida pero ayuda a relajar mi conciencia, pocas cosas les dejo para que me recuerden pero no me importa, solo que entiendan que lo intenté será suficiente, lo demás quedará escrito en el libro del futuro donde mis nietas quizá tomen el testigo sin darse cuenta que ellas también serán el resultado y el triunfo de mis fracasos, y aunque en ellas la vida pasa por el tamiz de una mejor y más afortunada preparación ya llevan inoculado el valor del esfuerzo. No, no me pienso morir todavía pero otro cuarto de siglo será difícil que lo viva, pero si así fuera prometo seguir contándoles como  me va y por supuesto las cosas que sucedan a mí alrededor, aunque no nos engañemos muchos de ustedes ya no necesitarán gafas para seguir leyéndome.  

         DEL ARBOL VIEJO SE APROVECHA HASTA EL PELLEJO
                                                                                  J. Hernández

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona