Los chicos y chicas en edad escolar parecen angustiados, de una nota más o menos alta pude depender su futuro, comenzar con buen pié el curso puede depender de los compañeros, de profesor o profesores y sobre todo del ambiente tanto familiar como escolar creado a su alrededor, no conseguir la nota deseada es sentirse fracasado, no estudiar la carrera apetecida es frustrar una vocación, tratar de conseguir becas y ayudas es toda una estrategia familiar y no conseguir su objetivo final es conformarse con lo menos malo.
Pero hay otros cursos donde no existe el estrés ni dependemos
ni pretendemos sacar una buena nota de cara a nuestro futuro, nuestros cursos
de veteranos ya comienzan con la licenciatura aprobada y en muchos casos con
matrícula de honor tras haber cursado nuestros estudios en la mejor universidad
del mundo: la universidad del esfuerzo, este
es el caso del pastelero de Senant.
EL PASTELERO DE SENANT
Dos Medallas de oro,
ocho de plata, siete de bronce, e innumerables diplomas y distinciones tanto de
España como dl extranjero, primeros
premios en escaparatismo junto a su esposa Maria
José y su hija Maite , incontables reconocimientos y no pocos compromisos hicieron
del pastelero de Senant un hombre conocidísimo y admirado no solo por los
compañeros de profesión si no por todo aquel que lo conocía, respetado por unos
y admirado por todos nuestro maestro pastelero fue dejando tras de sí una
estela de hombre justo honesto y sobre todo honrado, su peculiar manera de
recibir los premios lo hizo más humilde, su tesón en seguir participando lo tuvieron
como referencia los de su generación y por su grado de profesionalidad lo
encumbraron a la categoría de maestro.
Poco podían conocer que detrás de aquel empresario había un niño nacido en circunstancias extremadamente
duras, huérfano de padre a los tres años su educación fue espartana, su casa:
una choza de pastor en medio del bosque, ambiente en el que se desenvolvió hasta que a los quince años se vino a Barcelona.
Su madre mujer humilde pero muy trabajadora forjó en nuestro amigo en el
yunque del esfuerzo, la voluntad y la
constancia, con este bagaje nuestro compañero entró pronto a trabajar como
aprendiz en una pastelería, que también combinaba con un taller de motos, el reparto
de publicidad y la venta en las Ramblas y en el Paralelo a la salida de las cines,
teatros y salas de fiesta entre otras cosas la revistilla llamada Goles con los
resultados de la liga de futbol. Fue 1940 el año de su nacimiento en el
pueblecito de Senant provincia de Tarragona, época dura para todo el
mundo pero mucho más para una viuda con dos hijos pequeños con trabajos
esporádicos en el campo, en la recolección o como limpiadora, de toda esta
época nuestro amigo se queda con la
parte positiva teniendo a su madre como referente y guía en la
lucha contra la adversidad.
Hoy presumimos de ser
compañeros de Robert Cos en el taller de cerámica, verlo trabajar con la
pulcritud que lo hace y la precisión de sus formas es una delicia y tal es su
entrega que las mas de las veces no es difícil imaginarlo vestido otra vez de blanco
confeccionando un pastel de boda o el más exquisito brazo gitano para competir
consigo mismo, el tesón y la constancia es su principal virtud, querer
distraerlo en esos momentos es perder el tiempo, su abnegación es puro oficio y
la consecución de su objetivo es el premio que se confiere a sí mismo, pero es su
actitud la que nos contagia dinamismo y sobretodo el reto de buscar la perfección.
LA UNIVERSIDAD DE LA
VIDA NO TIENE PUERTAS NI EDAD DE JUVILACIÓN
J. Hernández
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