miércoles, 12 de octubre de 2022

COMIENZA EL CURSO

Los chicos y chicas en edad escolar parecen angustiados, de una nota más o menos alta pude depender su futuro, comenzar con buen pié el curso puede depender de los compañeros, de profesor o profesores y sobre todo del ambiente tanto familiar como escolar creado a su alrededor, no conseguir la nota deseada es sentirse fracasado, no estudiar la  carrera apetecida es frustrar una vocación, tratar de conseguir becas y ayudas es toda una estrategia familiar y no conseguir su objetivo final es conformarse con lo menos malo.

Pero hay otros cursos donde no existe el estrés ni dependemos ni pretendemos sacar una buena nota de cara a nuestro futuro, nuestros cursos de veteranos ya comienzan con la licenciatura aprobada y en muchos casos con matrícula de honor tras haber cursado nuestros estudios en la mejor universidad del mundo: la universidad del esfuerzo, este es el caso del pastelero de Senant.  

 

EL PASTELERO DE SENANT         

Dos  Medallas de oro, ocho de plata, siete de bronce, e innumerables diplomas y distinciones tanto de España como dl extranjero,  primeros premios en escaparatismo junto a su esposa Maria José y su hija Maite , incontables reconocimientos y no pocos compromisos hicieron del pastelero de Senant un hombre conocidísimo y admirado no solo por los compañeros de profesión si no por todo aquel que lo conocía, respetado por unos y admirado por todos nuestro maestro pastelero fue dejando tras de sí una estela de hombre justo honesto y sobre todo honrado, su peculiar manera de recibir los premios lo hizo más humilde, su tesón en seguir participando lo tuvieron como referencia los de su generación y por su grado de profesionalidad lo encumbraron a la categoría de maestro.



Poco podían conocer que detrás de aquel empresario  había un niño nacido en circunstancias extremadamente duras, huérfano de padre a los tres años su educación fue espartana, su casa: una choza de pastor en medio del bosque, ambiente en el que se desenvolvió  hasta que a los quince años se vino a Barcelona. Su madre mujer humilde pero muy  trabajadora forjó en nuestro amigo en el yunque del esfuerzo, la voluntad y  la constancia, con este bagaje nuestro compañero entró pronto a trabajar como aprendiz en una pastelería, que también combinaba con un taller de motos, el reparto de publicidad y la venta en las Ramblas y en el Paralelo a la salida de las cines, teatros y salas de fiesta entre otras cosas la revistilla llamada Goles con los resultados de la liga de futbol. Fue 1940 el año de su nacimiento en el pueblecito de Senant provincia de Tarragona, época dura para todo el mundo pero mucho más para una viuda con dos hijos pequeños con trabajos esporádicos en el campo, en la recolección o como limpiadora, de toda esta época  nuestro amigo se queda con la parte  positiva  teniendo a su madre como referente y guía en la lucha contra la adversidad.

Hoy presumimos  de ser compañeros de Robert Cos en el taller de cerámica, verlo trabajar con la pulcritud que lo hace y la precisión de sus formas es una delicia y tal es su entrega que las mas de las veces no es difícil imaginarlo vestido otra vez de blanco confeccionando un pastel de boda o el más exquisito brazo gitano para competir consigo mismo, el tesón y la constancia es su principal virtud, querer distraerlo en esos momentos es perder el tiempo, su abnegación es puro oficio y la consecución de su objetivo es el premio que se confiere a sí mismo, pero es su actitud la que nos contagia dinamismo y sobretodo el reto de buscar la perfección.

 

LA UNIVERSIDAD DE LA VIDA NO TIENE PUERTAS NI EDAD DE JUVILACIÓN

                                                                                                        J. Hernández

 

         

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona