La luna sale de noche cuando el sol pierde color
sale la luna de noche, soñando trochas de amor
buscando entre la bruma, astas de incierto valor
donde cuelgan los amantes almohadas con alcanfor
aquellas que no utilizan, las que negaron su amor
las que no cumplieron nunca ni impregnaron de sudor.
Son almohadas sin remite, sin destino, sin autor
que viajaron entre tules, puntillas y por temor
recalaron en un barco por la zona de babor.
Pisada ya la cubierta sin embragar su motor
no hubo billete de vuelta ni pasarela a estribor
solo le quedan las noches delante del vestidor
mientras lamenta la luna la perfidia de su amor.
No afila cuernos con nadie y nadie apaga su ardor
cuernos que aún mochados disimula en su interior
al socaire de las burlas guardando siempre el dolor
de ser amante nocturno de sí mismo y sin pudor
macerando en su mochila deseos contra su honor.
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