Tengo por condición pasar el verano en quehaceres poco dados a la monotonía, me gusta el campo, me siento libre y sobretodo me permite obrar en libertad y de acuerdo con la naturaleza. Mis trabajos no son especialmente pulcros ni excesivamente perfectos, me acomodo a los materiales que me brinda e medio rural que complemento con útiles reciclados y recogidos por mí desde hace lustros cual chatarrero aficionado, chamarilero en desuso y rastreador de utensilios de oficios perdidos.
En este inventario anótense rejas de arado, maquinas de coser, yugos, ruedas de carro, cencerros, cepos de caza, tapas de alcantarilla, traviesas de ferrocarril, llares, tornillería de Renfe, bolardos, basculas, balanzas, jícaras, maquinas de picar, hoces, guadañas, candiles, garfios, yugos, anafres, faroles, lecheras, molinillos, verjas y todo aquello caído en desuso que haya marcado una época pero sobre todo: piedras muchas piedras, las piedras son el material perfecto para no desvirtuar el paisaje e integrarlas como aliados contra desprendimientos de tierra y formar parterres únicos y exclusivos que además dejan sitio para anidar y propician refugio a las lagartijas, salamandras e infinidad de insectívoros. Mis piedras son las que el propio medio me proporciona, no busco piedras concretas ni artificiales, son piedras de aluvión piedras con formas distintas y volúmenes imprecisos desprendidas de forma natural por el terruño o provenientes de algún desprendimiento ocasional que yo recojo en mis rondas por los caminos de la montaña, hablo con ellas para agradecerles su colaboración y para explicarles que les espera un mejor destino y sobre todo hacerlas protagonistas del paisaje colocándolas protegiendo del variado vergel en el que mi mujer convierte cada palmo de tierra.
Nada de todo esto explicaría si no fuera para unificar y transmitir a todos los que os habéis preocupado por mi falta a la periódica cita en mi blog, mi salud sigue siendo buena, pero ahora que lo pienso: quizá todo esto que os explico es un síntoma inequívoco de mi decrepitud, quizá un síndrome propio de la edad o un desquiciamiento de mi corteza cerebral, si lo pienso mejor lo borro todo para evitar críticas, y… ahora que pienso: ¿Que es lo que dije que tenía que borrar? No si esta memoria mía…… ¡Ah se me olvidaba!, si alguien busca el motor que sacaba el agua del pozo del histórico cuartel de Lepanto lo tengo yo. Gracias por leerme y ahí os dejo unas fotos ilustrativas. ¡Hasta pronto!
LAS PIEDRAS TIENEN BIOGRAFIA PROPIA
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