jueves, 30 de abril de 2009

CON EL AIRE EN CONDICIONES. UN VIAJE DE...

Cuando veo los esfuerzos de la Dirección de Tráfico por rebajar las cifras de muertos en carretera y los limites de velocidad impuestos para coches que están preparados para todo lo contrario, no dejo de acordarme de una vieja formula que sería más efectiva que cualquiera otra que trate de imponerse: Un coche económico, poco consumo, mantenimiento ínfimo y prestaciones inimaginables.

Estoy hablando de mi viejo 2 CV. un coche que se arreglaba con un destornillador y un alicate, si sonaba raro es que algún manguito se había aflojado; bastaba apretar la abrazadera y a otra cosa; si echaba humo, agua en el radiador; si se rompía el cable del embrague, se sustituía por una cuerda hasta llegar a destino; si no arrancaba bastaba embragarlo y con un empujón arrancaba dando estornudos; si el limpia parabrisas te la jugaba, cuerda al tanto y a tirar según convenga; montar y desmontar bujías solo si sonaba a cristales rotos.

El aire acondicionado es lo que tenia más flojo pero ¡claro¡ tampoco lo tenían los demás, tenia la ventanilla abatible, es decir: el cristal se dividía en dos de forma horizontal de manera que si querías aire; subías media ventanilla hasta que quedara enganchada en un pivote de goma que había al efecto o de lo contrario la sujetabas con el codo lo cual podía ser incomodo para el conductor pero tenia la virtud de turrarte el brazo izquierdo más que el resto, con lo que podías presumir de estar muy viajado. ¡Claro que también había veces que pensando que el cristal estaba abierto le largabas un codazo y te dejaba el codo para iniciar las imprecaciones correspondientes.

Problema de aparcamiento aceptable, ya que si el sitio estaba justo lo hacías a mano girándolo a empujones lateralmente, también tenía la ventaja de un todo terreno ya que la suspen- sión permitía circular por caminos sin asfaltar y veredas intransitables.

El precio era asequible pues además de su coste daba lugar a un mercado de piezas de segunda mano ó intercambio de complementos. Por el limite de velocidad no habría problema pues alcanzar los cien Kms era una quimera pero llegar a los 120… sólo en bajada y casi empujando.

Así que, señores míos, la solución la tenemos más que experimentada, lo que pasa es que nos alejamos de las viejas maneras por creerlas superadas y luego nos cuesta regresar a los inicios, que por considerarlos humildes nos parecen impropios de la sociedad del progreso.

Ahora cuando me monto en un coche de estos potentes, ultra-acondicionados y súper todo no puedo por menos de pensar que por mucho que tengan nunca podrán igualar la ilusión de mi viejo coche, maniobrando por el Bruch antes de salir el sol, coronando La Panadella y el Madero sin tener que meter la primera, parando Ágreda para reponer fuerzas y repasar niveles, cruzar los Monegros a hora temprana para evitar los calores, parar a tomar aquellos torreznillos en Ólvega, y aprovechar para estirar las piernas, maldecir por perderte al cruzar Valladolid, sentirte en casa nada mas pasar Tordesillas sin que los demás supieran que estabas llegando, regar el camino del olor a empanadillas caseras, paradas inoportunas para evacuaciones ligeras y de las otras, dando lugar a anécdotas irreproducibles, recordar mil canciones familiares para alegrar el camino, comentar los cambios de paisaje, comparar pueblos y costumbres, aparcar en el arcén para darle un abrazo al cartel de Salamanca etc.etc.etc.


Ahora hay que parar en un área de servicio, la temperatura está regulada, el tonton no deja que te pierdas, las empanadillas son imposibles porque manchan, las canciones están enlatadas, los paisajes no se ven por que no da tiempo, los imprevistos no existen porque hay servicio en carretera, el teléfono te machaca preguntando cuánto te falta, no te cruzas con nadie porque no hay pueblos que te lo permitan y lo que es más incomprensible, para qué quieres un coche potente si no puedes correr, donde antes había subidas ahora hay túneles, donde antes había torreznos ahora hay souvenir, donde antes había chimeneas y calor humano ahora hay autoservicios repetidos e impersonales, donde antes había juventud..... ahora hay canas, pero de todos modos mis hijos recuerdan aquellos viajes con la ilusión de una aventura, y mis nietas tendrán que conformarse con la batallitas del abuelo porque no las podrán vivir.
Cómo puede ser bueno un coche que ni siquiera tiene llave que era lo más de lo más para ligar en una discoteca. Volvamos al 2cv. Eso sí ¡CON EL AIRE EN CONDICIONES ¡

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona