viernes, 3 de abril de 2009

LA ECLOSIÓN DE LOS PÁJARITOS

Justo es decirlo; los pájaros de los que hablo son catalanes con genes de Béjar, provincia de Salamanca; sus trinos son pegadizos, sus temas son facilotes y sus notas tan reiterativas que hay veces que no puedes aguantar unirte a sus gorjeos. La bandada se extendió por toda España e incluso rebasó fronteras, anunciando allí donde llegaba que estaban en días de fiesta, invitando a todo el mundo a unirse a su cortejo.

Yo presencié la eclosión de estos pájaros y fue en el barrio de Horta, más concretamente en un edificio de la calle que llaman Baixada Rivero. Este edificio albergó el nido que dio lugar a la más grande y extensa bandada de pájaros que conoce la historia. Fue una mañana de buen tiempo, la pareja se acomodó los nidales y detrás de la cristalera de observación alguien anunció el inminente alumbramiento. Todo el mundo guardó silencio, nadie quería interrumpir el momento mágico de la eclosión; los trinos, primero indecisos, luego más seguros y después más canoros, hicieron de los presentes mudos testigos de algo que se anunciaba como transcendental para la historia.

La hembra pasó algún apuro debido a su juventud, el macho dominante resolvió con aplomo y seguridad los malos pasajes dando lugar a un concierto de trinos perfectamente afinados y totalmente ajustados a lo que se esperaba de ellos. Los arrumacos previstos llenaron perfectamente su tiempo, pero la situación creada y la disposición en la sala de observación, que además había sido adaptada para tan magno alumbramiento, no querían dar por terminado aquel tiempo de magia compartida. Fue en ese momento cuando la veteranía dominó sobre la juventud y pudimos ver y escuchar la perfección canora de la que hasta ese momento se había dejado ir en aras de su joven pareja. La seguridad y la precisión se apoderaron del ambiente y un clima de emoción se apoderó de mí.

Las notas me transportaron hasta los aledaños del Campo de San Francisco en Salamanca, me pareció que los viejos negrillos se convertían en cajas de resonancia para dar más intensidad a mis recuerdos y solo faltaron aquellos dos chiflados incondicionales del bejarano, que no hubieran podido guardar sus emociones. La historia terminó recogida en una cajita que pudo conseguirse, a lo largo y ancho de nuestra península y que aun hoy marca un tiempo y define una época. Para mí la cara B de este estuche encierra recuerdos, pero también un testimonio impagable de lo que fue Valentín, el maestro de Béjar, que si en este caso aparece a la sombra de otra interprete, no puede dudarse que la calidad el dominio y la perfecta ejecución tienen su sello inconfundible.
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Despues de la grabación lo celebramos en mi casa. Aqui los dos interpretes junto a mi mujer y dos de mis hijos.
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Después de los años, cada vez que paso por la sombra del árbol que cobijó aquel nido, hoy convertido en garaje, tengo que recordar como la canción mas bailada en fiestas populares y reuniones familiares se incubó en un barrio tan familiar y tan tradicional como es Horta, del que pareció salir predestinada debido al lugar de su nacimiento.

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona