miércoles, 22 de abril de 2009

SAN JORDI, DIA DEL LIBRO Y DE LA ROSA

Dice la leyenda que aquel pueblo cada año tenía que entregar a una doncella para aplacar las iras del dragón y que aquel año le tocó a la hija del rey, algo que estremeció a todo el reino; el rey prometió casar a su hija con el joven que matara a aquella temible bestia, al cual además daría una buena dote.

El joven que se presentó venció por supuesto a aquella fiera tan aviesa y para probarlo trajo el pañuelo de su dama teñido por la sangre del dragón, al devolvérselo a la princesa el pañuelo se convirtió en una rosa.

Parece ser que el rey no dijo que sí a las primeras de cambio, porque como en todos los cuentos de príncipes y princesas uno u otro, aparte de ser guapísimos, tiene que ser zapatero o mozo de almacén, pero sea como sea la historia terminó en casamiento.

Esta es la leyenda de San Jordi que dio origen a la actual fiesta de la rosa, que se supone que el caballero enamorado entrega a su dama como buen caballero y mejor defensor de su honra.

Yo bien creo que la historia es auténtica y que por lo que parece el rey tenía que ser catalán, pues ahí lo veis intentando negociar el rescate de su hija, cosa muy propia del carácter de este pueblo, y además estoy seguro que, muy calculador, empezaría por valorar el dineral que podía sacar mojando pañuelos en la sangre del dragón y vendiéndolos luego como rosas. Teniendo en cuenta que un dragón da para mucho, todavía debemos de estar pagando el rescate de aquella batalla.

Viene esto a cuento porque el negocio que se ha montado con esta historia es de muchos ceros y lo que en principio era una cuestión romántica ahora es un comercio impresionante. Los puestos de venta de rosas florecen (qué bien viene este término) por doquier; cada esquina es un puesto de venta, cada asociación tiene su venta de rosas, cada grupo tiene las suyas, si tienes un colegio cerca también tendrás que sortear a numerosos estudiantes con ganas de facilitarte tu condición de príncipe, etc.etc.

Con esta población de caballeros andantes alguien pensó que una dama de buena familia no podía recibir de manos de su caballero una hermosa flor sin entregar nada a cambio. Salvado el tema de la honra ya que entonces al preservativo se le llamaba ventana con reja de hierro.

Aquí debió intervenir el suegro de la princesa, que casi estoy seguro se apellidaba Lara, que ante la negociación de su consuegro pidió a cambio del pañuelo un libro, aunque por aquella época debió ser manuscrito, casi seguro que sería el libro de balance del reino.

El tal Lara montó a su vez otro gran negociazo y como no había tiempo de hacer manuscritos para todos habló con un tal Guntember para que montara una máquina que los copiara más rápido. Por tanto ahí lo tenemos desde la noche de los tiempos dando premios a diestro y siniestro a cualquiera que le entregue nuevos escritos para que la gente tenga que comprarlos sin la excusa de tenerlos repetidos.

Como al fin y al cabo el pueblo es el que paga siempre los plebeyos suelen ir cargados de libros sacados a última hora a base de heraldos de trompetas publicitarias, libros que nunca van a leer y que al igual que la rosa se marchitarán prendidos en un estante sin que nadie ose quitarles el polvo.

Yo no sé que haré mañana pero lo más seguro es que tenga que sucumbir a la adquisición de la dichosa rosa o recoger del campo las mejores amapolas, so pena de aguantar el resto del año el desdén sufrido. No obstante tengo encomendado a mi dama que no me compre un libro cualquiera, que si me entrega alguno tenga las hojas en blanco para poder escribirlo nosotros como recuerdo de nuestra vida.

No quiero que nadie me dicte ni que me obliguen a guardar pleitesía.

5 comentarios:

  1. Muy bonito el tema, y para los que no somos de cataluña, o no vivimos como tu Joaquín por esas tierras, desconocíamos, al menos yo, el motivo de la rosa.
    Similar entonces este color rojo de la rosa de San Jordi, con el pañuelo rojo de los Pamplonicas de San Fermín.
    Lo del libro, ya no me queda tan claro el motivo de que se festeje conjuntamente con la rosa.

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  2. Te voy siguiendo, Pedro, a través del blog de Joaquín, y esta vez, la verdad me ha decepcionado que alguien con un cierto nivel, como se demuestra en tus variados escritos, haya tenido que echar mano del manido tópico de la tacañería o racanería del pueblo catalán. Una cosa es hacer una broma sobre un personaje público (Lara) y otra estereotipar a un colectivo. Esta supuesta tacañería, pienso yo, no es más que un enfoque de la economía que proviene de la sociedad agraria, menestral e insegura del mañana, dado que nunca sabían cómo iban a ser las próximas cosechas. Y esas características se pueden aplicar desafortunadamente a todos los pueblos de España hasta bien entrado el siglo XX.
    No es mi intención crear polémica, sólo manifestarte un cierto malestar cuando se aplican tópicos, sea a quien sea, dando por sentado que todos los tópicos tienen algo de razón, lo que ocurre es que nos quedamos en la superficie del ji-ji ja-ja sin ver cuál es en realidad la causa.
    Por ejemplo, ¿son vagos los andaluces?, evidentemente no, pero en el campo andaluz, de mediodía a las cinco de la tarde, no hay quien pudiera trabajar, alguien en su día, vería que en ese período de tiempo todos dormían la siesta y ya montó el estereotipo.
    Por cierto, parece ser que el origen del día de la rosa y el libro no tiene nada que ver con la leyenda. Tengo que investigarlo.
    Recibe un saludo de :
    José A. Miralles

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  3. Sr. Miralles, yo no redacto este blog, no soy el autor. Simplemente lo edito, es decir "pego" los textos de Joaquín, le doy la forma adecuada, los colores, las fotos.. etc. El autor de los textos es Joaquín Hernandez, puesto que suyo es el blog

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  4. Una vez mas, amigo joaquin nos sorprendes con tu manera de relatarnos el origen de la fiesta de San Jordi. es muy entretenida la carta y no te cansas de leer y lo que esta muy claro es que es un gran negocio, quizas el libro no llegue a todos los caballeros pero ha ver que caballero deja sin rosa a su dama. Un saludo

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona