sábado, 25 de julio de 2009

UNA VACUNA LLAMADA CRISIS

Barcelona se está despertando, la crisis financiera hace cambiar programas, proyectos y planes de futuro, más de una gran obra ha quedado paralizada, el proyecto de reconversión de la plaza de toros de las arenas en macro centro comercial ha quedado suspendido (nunca mejor dicho ya que ha quedado elevada a varios metros del suelo), muchos de los hoteles previstos se quedarán en bocetos y algunos de los que están construidos serán reconvertidos para otros usos; la verdad es que la ciudad parece un bosque calcinado donde solo quedaran en pie esqueletos de grúas inanimadas; los prepotentes empresarios de la construcción han pasado al anonimato y a la lista de morosos en quiebra dando la sensación de haberse arruinado por hacer obras de caridad vendiendo pisos.

Barcelona es cara y seguirá siendo mas cara puesto que cada vez hay menos habitantes entre los que repartir los gastos; la carestía de los pisos hizo que las nuevas generaciones tuvieran que vivir en los pueblos del cinturón, el ayuntamiento está intentando a marchas forzadas la construcción de viviendas sociales para inyectar gente joven a la ciudad pero ahora resulta que no las pueden ocupar porque al estar en paro no pueden asegurar los pagos a que se obligan, y el trueque tan defenestrado en los últimos años reaparece ahora como la gran solución para cambiar de vivienda, cada vez hay mas gente que se pone de acuerdo en tasar el piso que ocupa y hacer un intercambio abonado la diferencia. Los notarios y registradores del la propiedad están dejando de considerar una excepción para considerarlo una norma, de manera se están actualizando requisitos legales que ya parecían obsoletos por falta de uso. No es tan extraño que matrimonios que iniciaron su vida en pisos reducidos se pongan de acuerdo con otros propietarios y lleguen a intercambiar la propiedad.

Parece que el sentido común ha venido de la mano de la realidad, ya no parece tan importante cambiar de coche, tampoco las vacaciones tienen que durar un mes, la casita del abuelo no resulta tan desdeñable para pasar el verano, no se ven las barras de pan tiradas a la basura, presumimos de comprar en mercadillos ropas de imitación, apagamos las luces nada mas salir de una habitación y el agua mientras nos lavamos los dientes, no importa comer en la oficina o en la puerta del taller, nadie parece sorprenderse cuando alguien justifica evitar un gasto mencionando que no lo puede asumir a causa de la crisis.

El trabajador ya no deja a su jefe a las primeras de cambio sin considerar siquiera el tiempo invertido en su preparación, y las reparaciones domésticas hasta ahora despreciadas parece que no resultan tan ruinosas a industriales que sólo hacían obra nueva y por supuesto, los precios de electrodomésticos de última generación parecen no mostrase tan inasequibles ni necesitar tiempos de espera.

Sé que esta situación no es buena para mucha gente, sé que los que más sufren esta mala gestión son los más débiles, pero la verdad es que tenemos que reconocer que esto tenía que llegar ya que la espiral de gasto y de consumo resultaba cuando menos desproporcionada, pero... ¿Cómo salimos de esta?

Nota: La vacuna de la crisis, puede sustituirse por un tratamiento de austeridad.

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona