sábado, 11 de julio de 2009

CUANDO TE HACEN ABUELO

(Hoy mi nieta pequeña cumple un añito, la mayor hizo cuatro hace unos días)
Mirando a mis nietas no puedo por menos de repasar mi vida, ellas son el último eslabón de mi cadena de experiencias y viéndolas pienso lo que he tenido que ir dejando en el camino para llegar hasta aquí.

Yo no tenia ninguna experiencia en el oficio de ser abuelo, me imagino que nadie lo tiene hasta que le llega el primer nieto, pero es que tampoco tuve la suerte de conocer a ninguno de los míos y esto hace que tenga que inventarme este papel. No es lo mismo el papel de la abuela que parece una continuación del oficio de madre y me da la sensación que para ellas es más fácil y menos novedoso.

Para empezar soy un poco raro, cuando me quedo un rato con ellas desdeñamos todos los juguetes prefabricados y no tengo que esforzarme mucho para entretenerlas haciendo figuras de papel o inventando cuentos maravillosos que si los repetimos nunca terminan igual, por lo que me gano severas reprimendas de mi nieta mayor; cuando nos ponemos a dibujar terminamos por trasladar todas las lunas y todos los soles del universo, empleando tapaderas de recipientes desechados, a los papeles reciclados que atesora mi mujer, y a la hora de las canciones tenemos algunos problemas con las versiones en catalán que yo simulo no entender obligándola a que me lo repita hasta el infinito; a cambio ella se aprende la música tradicional de Castilla y León con todo el empeño del mundo.

Pero una de las cosas que ahora me doy cuenta es que los padres de mis nietas son mis hijos y que cuando estos hijos fueron pequeños no les pude conceder el tiempo necesario para estar con ellos, es como si la vida en aquellos momentos corriera vertiginosa en pos del futuro olvidando disfrutar de un presente que ya no volverá.

Esta sensación me deja una especie de vacío que trato de compensar con mis nietas, pero que no puedo de ninguna manera reemplazar. Hay veces que cuando juego con ellas me da la sensación de que estoy jugando con sus padres y me meto tanto en el papel que propongo juegos a los que físicamente no puedo participar olvidándome actualizar el calendario. Son sensaciones extrañas, es como si quisieras empujar el reloj hacia atrás para rectificar y reemprender la marcha por otros caminos pero es imposible, en ese momento te revelas contra la experiencia y no te importa hacer el ridículo delante de los demás por conseguir que tus nietas se lo pasan bien, y de reojo intentar que los padres lo entiendan aunque lo disimulen meneando la cabeza y simulando dudar de tu estado mental y terminen con aquella frase: cosas del abuelo.

Es como si quisieras quemar los últimos cartuchos que te quedan por que el tiempo no te permitirá alargarlos mucho mas y difícilmente puedas añadir otros capítulos en el libro de tu vida.

Con tus hijos tienes la sensación de que son tu propia sombra pero más largada, pero con las nietas tienes la sensación de participar en el nacimiento de unas personitas que se adentran en ambientes por descubrir a las cuales solo puedes aportar luz, despejar inquietudes,y a ser posible recuerdos agradables que actúen como nutrientes para el futuro que les espera.
Como recuerdo a mi primera experiencia como abuelo hace ahora cuatro años quise reflejar en un papel estos sonetos que dejo aquí por si algún día mi nieta los quiere encontrar.


ROLLITO DE LUNA Y MIEL

Rollito de luna y miel
Algodón y porcelana
Envuelto en seda y satén
Trocito de nube alba

Mis brazos se mueven torpes
Al transformarse en tu cama
Me pueden las emociones
Acuno ya..... mi mañana

Quisiera charlar contigo
O cantarte alguna nana
Y al ronroneo del sueño
Poder mirarme en tu cara

Y dormida en mi regazo
Sin apartar la mirada
Te diga quedo y bajito:
Me hiciste abuelo, mi alma

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona