jueves, 9 de julio de 2009

Ángeles y demonios

Cuando hace tiempo la Iglesia con una gran puesta en escena decidió beatificar a los religiosos asesinados por los “ Rojos” no todo el mundo estuvo de acuerdo y sobre todo se tachó de precipitado y poco apropiado por el momento y la forma en que se hizo.

Ahora cuando en el País Vasco hacen lo mismo con los fusilados por el bando contrario, parece que la iglesia tradicional no está de acuerdo y quiere impedirlo por todos los medios. Mi pregunta es: ¿Puede haber religiosos malos y religiosos buenos siempre que ambos cumplieron con su labor pastoral? ¿Por qué los malos son los de un bando y los del otro no? ¿Es que la Iglesia no es neutral ni siquiera para juzgar a sus propios mártires? ¿Por qué tanta prisa en canonizar a los de un lado, y olvidar a los del otro? ¿Quizá hubo consignas que unos siguieron al pie de la letra y otros se negaron a seguir? ¿Quién decidió cual es el lado bueno?

Desde luego el partidismo de la Iglesia en nuestra pasada contienda quedó de manifiesto en numerosas ocasiones pero lo que resulta increíble es que lo lleve hasta extremos tan cainitas y sobre todo que después del tiempo transcurrido no encuentre la forma no ya espiritual sino terrenal de evitar enfrentamientos gratuitos entre hermanos.

Yo de verdad no termino de sorprenderme de una Iglesia que me obligó a misa diaria y a comunión obligatoria inculcándome unos valores de caridad y perdón que ahora veo que ella misma no solo no cumple si no que además encona y multiplica.

Ya me costaba mucho entender, que en la cruz de los caídos existente en cada pueblo y en cada iglesia solo pudieran estar los muertos de un bando y los del otro quedaran en un limbo desconocido sin que la iglesia clamara por la injusticia que representaba dividir familias y alimentar resquemores y sobre todo juzgar creencias solo por la frontera marcada por una trinchera.

Me cuesta mucho entender que se haya tardado tanto en decidir abrir tumbas de represaliados permitiendo, como en el caso de Palencia que los niños estuvieran jugando sin saberlo encima de los restos de vecinos del pueblo, me cuesta mucho entender que la Iglesia que bendijo cañones, barcos y aviones franquistas no sólo no tenga un acto de contrición por los errores cometidos si no que además se reafirme en actitudes del pasado impidiendo igualar ante la ley de Dios a TODOS los religiosos caídos ejerciendo su apostolado fuera cual fuera el bando y las formas.

Y si la diferencia no está aclarada ¿Por qué no se dejo aparcada la idea de canonizar sólo a unos pocos? ¿Cuáles fueron ángeles y cuales demonios?

Es triste que después de setenta años la Iglesia que debería unir y cauterizar viejas heridas; se convierta una vez más en botafumeiro de unos pocos y en hisopo exorcista para otros.

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona