Una vez más nuestro irrepetible Carod se presentó en Toluges para dar lecciones de buen patriota y a poco que se hubieran descuidado sus anfitriones los pone de cara a la pared por no hablar el catalán habitualmente, apostillando además que si no lo hacen así la Cataluña norte no tiene razón de ser.
La cara de perplejidad de las autoridades que lo rodeaban estaba en consonancia con la incredulidad de lo escuchado, viéndolo por televisión uno siente además la necesidad de que alguno de su entorno le hiciera distinguir al Sr. Joset la realidad de la teoría y que por un momento no se sintiera Moisés separando las aguas.
No sé si alguien le explicó al Sr. Rovira que tanto en Toulouse como en toda la Cataluña Nort se enseña el catalán como una asignatura obligatoria, tan importante como las matemáticas o él calculo, pero no mas que el Francés, que todos los alumnos tienen que hablarlo y escribirlo correctamente y que de no ser así sería una asignatura por recuperar como cualquier otra. Pero que a nadie se le ha ocurrido impartir el resto de clases en este idioma ya que lo considerarían un atraso imperdonable ya que sería añadir dificultades a un plan de estudios extraordinariamente exigente.
Tampoco puedo asegurar que el Sr. Carol se diera una vuelta por la capital, donde pudo darse cuenta que todas las calles están rotuladas en los dos idiomas, sin ninguna distinción y admitido con toda naturalidad, no puedo
asegurar que se adentrara en algún mercado para darse cuenta de que los rótulos pueden estar escritos en cualquier idioma sin que nadie imponga multa alguna, sino al contrario es el propio vendedor el que rotula a veces en varios idiomas a fin de hacerse entender por su clientela con mas facilidad .
Creo sinceramente que lo que le pasó al Sr. Rovira es que se equivocó de pupitre y en lugar de ocupar la tarima de profesor debió sentarse en el de alumno aventajado, habría aprendido mucho más, nos habría ahorrado un mal trago y además se habría dado cuenta de que la imposición no es buena y a largo plazo se vuelve en contra de quien la utiliza.
En Occitania deben de estar pensando que todo fue un mal sueño ya que llevan 650 años hablando e impartiendo el Catalán en las escuelas pero a nadie se le ocurriría imponerlo hasta el punto de dar las asignaturas de Inglés o Francés en Catalán.
Parece que el sentido común que todos debemos imponernos no ha calado en el Sr. Rovira, y hay veces que la falta del mismo adquiere proporciones de obcecación o cabezonería que a la larga no solo perjudica al que la padece sino que arrastra a los que la padecen pero con síntomas extremadamente contrarios.
La cara de perplejidad de las autoridades que lo rodeaban estaba en consonancia con la incredulidad de lo escuchado, viéndolo por televisión uno siente además la necesidad de que alguno de su entorno le hiciera distinguir al Sr. Joset la realidad de la teoría y que por un momento no se sintiera Moisés separando las aguas.
No sé si alguien le explicó al Sr. Rovira que tanto en Toulouse como en toda la Cataluña Nort se enseña el catalán como una asignatura obligatoria, tan importante como las matemáticas o él calculo, pero no mas que el Francés, que todos los alumnos tienen que hablarlo y escribirlo correctamente y que de no ser así sería una asignatura por recuperar como cualquier otra. Pero que a nadie se le ha ocurrido impartir el resto de clases en este idioma ya que lo considerarían un atraso imperdonable ya que sería añadir dificultades a un plan de estudios extraordinariamente exigente.
Tampoco puedo asegurar que el Sr. Carol se diera una vuelta por la capital, donde pudo darse cuenta que todas las calles están rotuladas en los dos idiomas, sin ninguna distinción y admitido con toda naturalidad, no puedo
asegurar que se adentrara en algún mercado para darse cuenta de que los rótulos pueden estar escritos en cualquier idioma sin que nadie imponga multa alguna, sino al contrario es el propio vendedor el que rotula a veces en varios idiomas a fin de hacerse entender por su clientela con mas facilidad .Creo sinceramente que lo que le pasó al Sr. Rovira es que se equivocó de pupitre y en lugar de ocupar la tarima de profesor debió sentarse en el de alumno aventajado, habría aprendido mucho más, nos habría ahorrado un mal trago y además se habría dado cuenta de que la imposición no es buena y a largo plazo se vuelve en contra de quien la utiliza.
En Occitania deben de estar pensando que todo fue un mal sueño ya que llevan 650 años hablando e impartiendo el Catalán en las escuelas pero a nadie se le ocurriría imponerlo hasta el punto de dar las asignaturas de Inglés o Francés en Catalán.
Parece que el sentido común que todos debemos imponernos no ha calado en el Sr. Rovira, y hay veces que la falta del mismo adquiere proporciones de obcecación o cabezonería que a la larga no solo perjudica al que la padece sino que arrastra a los que la padecen pero con síntomas extremadamente contrarios.
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