domingo, 9 de agosto de 2009

SI EL ABUELO LEVANTARA LA CABEZA

Yo pensé que estaba al día en todo lo referente a educación y actualidad y hasta me sentía integrado hablando de la juventud y sus problemas pero hemos tenido la suerte de compartir durante unos días con una princesita de catorce añitos y ha sido como descubrir otra vida dentro de la vida, otra dimensión dentro de mis limites y otro mundo paralelo dentro de mi mundo.

La descolocación ha sido total, los Johas Brothers han sustituido a Placido Domingo, a Carreras, a óperas, zarzuelas y música clásica. El ordenador tan sumiso, obediente y adaptado a mis indicaciones ha tenido que escuchar como cantinela la música de Sabina en aquella canción de... “Nos dieron las diez y las doce la una las dos y...” por el tiempo que tardaba en ponerse en marcha; el coche no ha respondido por falta de sistema a las peticiones del último concierto de los Brothers esos y los jóvenes con costuras al aire y marcas en las cinturillas dejaron de ser unos guarros para pasar a ser macizos y estar muy bien. Total que aquí me tienen tratando de recolocar mis valoraciones tratando de no hacer el ridículo o que se note poco, no dando mi brazo a torcer aunque se rompiera, y no queriendo reconocer aunque desconociera.

Yo me pregunto: ¿Tanto he cambiado? ¿Tanto ha cambiado la vida en unos pocos años para hacerme sentir anticuado? Si hace cuatro días que se independizaron mis hijos y no me parecía estar tan desfasado ¿Cómo es que de golpe me siento tan carcamal como para no entender a esta gente joven? ¿Son tantas las cosas y los conceptos que cambian en unos pocos años?

La vida parece haber pasado a mi lado sin darme cuenta, creí que los jóvenes tenían que pedirme paso porque la experiencia estaba conmigo, pero ahora resulta que me han bordeado sobrepasándome por todos los lados, ya no valen las normas clásicas, los móviles son grillos metidos en los bolsillos e Internet y el Tuenti rompen horarios y anulan barreras; el cliqueo y la llamada perdida se suceden a tu alrededor anulando argumentos y conversaciones, y el guay y el colegueo han sustituido a la palabra “amigo”.

Llegado un momento pensé que mis neuronas se habían agotado, que mis años del D.N.I. no se correspondían con los del reloj por que mis conocimientos a su lado volvían a ser los de la pizarra y pizarrín; en definitiva, me he sentido analfabeto y lerdo como no me había sentido ni en los años de estudiante nocturno intentando aprender Inglés.

Me da vértigo asomarme a su realidad, tienen todos los medios a su alcance, poseen conocimientos que nosotros no teníamos aunque presumiéramos de tenerlos, juegan con el temor de los padres a enfrentarse a un mundo que desconocen, sonríen cuando acudes a tu experiencia para salvar una pregunta engorrosa y no dudan en asegurar que el Google le da todas las respuestas y encierra todas las sabidurías, su mundo es una maraña de chip y de ratones, agendas electrónicas y llamadas perdidas, cliqueos y contraseñas, mensajes y contra mensajes.

Queridos padres de hoy, veo que no os va a ser fácil mantener un criterio estricto en los tiempos actuales, que los sistemas de vida cambiantes a cada paso no os permitirán poneros al día y lo que es más grave es que los chavales no sólo están actualizados sino que además lo estarán por adelantado. Miedo me da pensar que detrás de la pantalla del ordenador hay un mundo tramposo he inductor que puede manipular mentes en formación y apoderarse de voluntades incipientes.

Empiezo a valoraros como unos héroes dispuestos a una lucha con normas desconocidas y desconcertantes, tener que moveros en una maraña de medios electrónicos a los que es imposible poner limite, competir con las grandes multinacionales que se apoderan de la voluntad de vuestros hijos, y aguantar mitos irreverentes en vuestras casas en carpetas, camisetas y todo tipo de estandartes.

Si con todo esto conseguís que vuestros hijos estudien, que mantengan las normas de educación establecidas, que se pueda charlar con ellos de todos los temas, que se desconecten de todos los sistemas electrónicos cuando haga falta, y sobre todo que sepan y quieran escuchar habréis ganado mi admiración y respeto.

Yo por mi parte prometo no daros consejos, no intentar saber mas que vosotros, no entrometerme en asuntos para mi desconocidos, no contaros las batallitas de mi experiencia con mis hijos y sobre todo; acordarme de que soy abuelo y de que dentro de cuatro días mis nietas serán las mocitas que visitaran a engreídos como yo que pensaran aquello de: si el abuelo levantara la cabeza...

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona