domingo, 27 de diciembre de 2009

YO ME ACUSO

Me acuso de haber comprado productos de ultramar que han dejado a muchos campesinos sin tierra, obligados a dejar sus pueblos, sus trabajos y su único sistema de vida.

Me acuso de comprar a las multinacionales que nos inundan con sus ofertas y que nos venden como un favor el que podamos degustar sus productos que consiguen producir a precios competitivos.

Me acuso de ser cómplice de que conviertan en piscifactorías extensos manglares con lo que alteran el ecosistema y contaminan el medio ambiente y empleen funguicidas, fertilizantes, antibióticos e insecticidas con profusión sin que nadie los controle.

Me acuso de ser cómplice de una economía en bancarrota en una sociedad obligada a asumir a los emigrantes que ellos dejaron sin trabajo y que una vez aquí son subyugados en condiciones precarias y sueldos irrisorios.

Me acuso de no ser capaz de comprar fuera de las grandes superficies tratando de encontrar refugio en ofertas milagrosas de manera que mi sueldo espartano pueda llegar a final de mes.

Me acuso de utilizar tarjetas de crédito brindando a la banca un beneficio gratuito además de toda la información necesaria para preparar las nuevas estrategias con las que nos condicionarán en la próxima campaña.

Me acuso de hacer desaparecer las tiendas de barrio que nos atendieron toda la vida y que nos dieron crédito con pura honestidad y sin recargos, donde trabajaban familias conocidas que ahora se encuentran en la cola del paro.

Me acuso de no darme cuenta de que esto es una trampa sin fin de la que cada vez será más difícil salir y en la que estoy metiendo a mis descendientes.

Me acuso de favorecer una economía global que cada vez esta en manos de menos gente y de la cual dependeremos cada vez más.

Me acuso de no saber suprimir comodidades que nos han inculcado como imprescindibles y que nos obligan a mantener por lo que llaman prestigio social.


Me acuso de ser tan ignorante que a pesar de saber todo esto sigo dejándome numerar para que me controlen más fácilmente sin revolverme.

Me acuso de dejarme dirigir por los grandes almacenes, conmemorando las fiestas que ellos me inculcan en el momento que me lo dicen y a partir de la fecha que me lo ordenan.

Me acuso de no haber sabido guardarme las espaldas manteniendo junto a mis raíces una casa con huerto, corral, y cuadra, una tienda donde poder comprar con “ La tarja”, unos vecinos que huelan a matanza, una bodega donde fiesta sea juntarnos, un despacho que por mesa tenga escaño, un anaquel de conservas caseras, una fresquera de paredes de piedra, una cuba de vino en fermento, una bota del vino del año, unas yares pendulando el caldo, un portón con llave en la gatera y un mercado donde el trueque fue moneda y las manos la firma de notario.


2 comentarios:

  1. hola, felices? fiestas del consumo.
    me gusta más el nuevo look, o si te gusta más, la nueva apariencia del blog. a propósito del look, ¿te has dado cuenta de cuántos anglicismos están formando ya parte del lenguaje de la calle?. te cedo la idea para un próximo post a publicar en tu blog por la net.
    saludos.

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  2. Me gusta la nueva imagen. Es más fresca y limpia. Los contenidos, como siempre, de primera.
    Juan

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona