domingo, 10 de enero de 2010

LA LAVANDERA DEL ESTARIBEL

Aquel estaribel de dudosa seguridad se mantenía por la fuerza de la ilusión; los continuos derrumbamientos y socavones eran inmediatamente reparados, los deslizamientos de tierras se recogían sin rechistar y sólo la estrella de Oriente parecía reírse de todo el mundo negándose a mantener la dirección indicada y el aplomo necesario para que la ruta de los reyes magos fuera correcta.

Aparte de los protagonistas siempre me dio sensación de pobreza la figura de la lavandera que enfangada en el río parece no poner fin a su tarea ni de día ni de noche y al no tener relieve en la historia del nacimiento nadie repara en ella y a nadie parece importarle mucho.

A mí siempre me dio cierta pena esta figura y, al igual que cada noche acercaba un poco más los reyes al portal de Belén, procuraba guarecer a la lavandera debajo del puente para que no le diera el relente. Hay que recordar que en la época de nuestra protagonista no se conocía el detergente y sólo la ceniza o los propios orines se tenían por eficaces limpiadores y la pala o el estrujarla con los pies dentro del barreño el medio mas idóneo para sacar la mugre.
Nadie nos documenta del origen de nuestra figura pero yo quiero ver en ella la primera mujer emprendedora de la que se tiene constancia, ya que tanto empeño en seguir lavando no puede ser sino que el lavado se hiciera por turnos rotatorios y que la dueña de la banca o tajuela que se contempla en la escena no sea la misma que vemos por la mañana si no una asalariada mientras la jefa vigila a sus pupilas entreteniéndose con los soldados de herodes que debían de ser unos fortachones de mucho cuidado.



De las figuras del Belén es siempre la más desprotegida, los pastores con llevar un borrego hasta el portal quedan cumplidos, luego hay mujeres que llevan cestos de fruta o se pasan la vida hilando pero sentadas tan ricamente que da gloria verlas y hasta panaderos que aportan pan, pero la pobre lavandera ahí la tienes erre que erre con su tajuela y sus cenizas en espera que alguien descubriera la sosa para lavar más rápido aunque quemara la ropa, y ahí si que no le vale aquello de si encuentra algo mejor cómprelo porque los denarios de la época son lo que eran y no daban para televisiones ni siquiera en blanco y negro, así que tampoco se podía decir que lavaba más blanco porque no había con quien comparar.
  Yo me pregunto cuándo aparecería el jabón lagarto porque el del parque Güel no se había construido, ni Gaudí parece que tuvo nada que ver en la construcción del portal de Belén pero también puede ser que el Gaudí que conocemos fuera la reencarnación del Espíritu Santo, que entonces si que pudo construir el portal que por eso está representado en el templo de la Sagrada Familia y entonces sí que me casa la idea de que el jabón lagarto Gaudi y la célebre lavandera que aparece en una de las columnas de la galería que desciende desde la plaza del parque Guel no sean sino testimonio de aquella historia que nadie nos contó y al mismo tiempo ya tendría un explicación lo del tío cagando detrás de unas matas, el caganet, que se pone en los nacimientos catalanes, este tío que siempre está haciendo del cuerpo pero que nunca acaba, debía apellidarse Millet y ser el encargado de llevar la contabilidad del negocio porque si lleva barretina es que es Catalán, y siéndolo no nos debe extrañar que el negocio haya perdurado tanto y aunque cada año se cambie de traje es fácilmente reconocible y hasta se le puede seguir el rastro por el olor y el A.D.N. que deja detrás.

  Hoy tengo las entenderas un tanto obturadas, he intentado empaparme en qué hay de verdad en toda la historia de la Navidad y cómo la representamos, qué hay de verdad en lo de los Reyes Magos, de dónde sale Papá Noel y por qué motivo se incorpora lo del árbol a la simbología de estos días, y al final he llegado a la conclusión de que cada uno arrima el ascua a su sardina y nada encaja con la auténtica historia ni nada tiene sentido, la Iglesia nos cambia astrólogos por reyes que primero eran dos y luego fueron tres al descubrirse un nuevo continente, a un cometa lo convierten en estrella, la multinacional de las hamburguesas nos viste a Papa Noel de rojo cuando en principio era verde, el árbol de Navidad es idea de un invernadero, y las doce uvas la necesidad de consumir en un año de excedentes de producción.

  Como estamos en un país libre aquí os dejo la historia de la lavandera para ver si cuela, que se celebra bajo la advocación de Santa Lavanderandia del jabón bendito, cuya onomástica es el 7 de Enero, día de la recogida de todos los adminículos propios de la Navidad y de la puesta en remojo de los manteles y servilletas utilizados estos días. Para celebrarlo se acude con un barreño a la orilla del río con tajuela, banca, tabla y rodela en la cabeza, los maridos vestidos de romanos y los solteros de caganet y como símbolo un pastel jabón lagarto hecho de dulce y con un Millet sorpresa en su interior, los niños vestirán pololos o pañales desechables.

2 comentarios:

  1. Joaquin, !como me gustan tus escritos¡. Me transportan con facilidad a mis raices -similares a las tuyas - y me llena de gozo admirar tu castellano puro. Tu lavandera solitaria se convierte facilmente en un recuerdo vivo, cruel, si tu quieres, pero lleno de vida. Ahí está, calladita, ignorada, pero resignada con su quehacer. Las féminas sabemos mucho de eso.
    Un abrazo para todos vosotros. TERE.

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  2. Querido Joaquín: La lavandera de mi Belén no tenía frío por que al lado de ella estaba su marido el pastor con su lumbre,tan fuerte,.. tan fuerte, que salia ardiendo el papel rojo que imitaba la llama, por que el fuego lo alimentaba una bombilla de 60 Watios que había debajo, y por si la lavandera o cualquier pastor se pusieran malitos, había un sanatorio hecho con una caja de zapatos de cinco o seis pisos con infinitas ventanas con otra bombilla dentro. Tú me parece que lo viste. El artífice..ya sabes el señor Fortuna.
    Un abrazo.

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona