¿ QUIÉNES SON LOS COMUNEROS ?

No visito el centro Castellano y Leonés, tanto como algunos me reclaman, pero cada vez que hablo con los dirigentes de esta magnífica casa, salgo con la sensación de que son unos Quijotes velando armas para hacer merecimientos ante una Dulcinea inexistente.

Si toda la ilusión y empeño que ponen en lo que concierne a resaltar los valores de nuestra comunidad fueran correspondidos por sus políticos bien podría decirse que ésta sería la cabeza de puente ideal para dar a conocer nuestra tierra en Cataluña y al mismo tiempo aportaría una corriente de intereses que justificarían por sí mismos cualquier ayuda o aportación proveniente de esa Junta.

Pero nada de esto se produce, para conseguir una insignificante subvención tienen que mendigar a golpe de insistencia porque nunca llega a su tiempo ni nada llega en su hora.

Lamentaba el amigo Félix (Presidente del hogar) cómo tienen que recurrir a contactos y amistades personales par cubrir compromisos que la Junta no es capaz de solventar y como salvo honrosas excepciones ni las diputaciones ni los ayuntamientos son capaces de aligerar la carga de inconvenientes cuando se les pide alguna colaboración para el día de la provincia respectiva. Los dirigentes de este centro son tan entusiastas de nuestra tierra que son incapaces de admitir que la Junta de Castilla y León debe tener tantas cosas en qué pensar que nunca se acuerda de nosotros a pesar de contar con 1.2OO socios y unas instalaciones de más de 1.5OO mts. de superficie.

Hoy me imagino en la campa de Villalar a nuestros políticos dirigiéndose a los asistentes enalteciendo el papel de los comuneros al revelarse contra la opresión y el poder al tiempo que harán suya la defensa de sus ideales para lo que dirán no escatiman tiempo ni esfuerzo.

Yo me pregunto si aquí en Cataluña no tendríamos que asumir el papel de Comuneros y rebelarnos contra el poder establecido en nuestra comunidad reivindicando al mismo tiempo que el inquebrantable cariño hacia nuestra tierra la inoperancia de sus dirigentes que no son capaces de colaborar con nosotros para enaltecer nuestra tierra ni consiguen cortar la sangría que supone la perdida de población que se sigue produciendo en Castilla y León. Muchos de los que hoy escucharan estos discursos en la campa de Villalar pasaran a engrosar las filas de los emigrados y desde sus lugares de destino escucharan las mismas palabras pero con otro altavoz y entonces se darán cuenta lo poco que significamos dentro de la grandilocuencia de sus discursos.

En esta representación de nuestra historia en la que nadie quiere asumir el papel de Carlos I de España y V de Alemania lo que debe quedar claro es que los de Bravo, Padilla y Maldonado no son precisamente los papeles que de este reparto corresponden a nuestros dirigentes.