miércoles, 23 de marzo de 2011

EL LIBRO DE PAPEL

De vez en cuando hago limpieza de libros, es una manera de ganar sitio y reencontrarme libros que merece la pena  releer;  en todas las selecciones siempre se salvan algunos viejos, maltrechos y desmembrados, son los libros que tienen más fuerza en el artículo que en el titulo: LOS libros EL libro. El titulo es secundario pero son libros que arrastran un recuerdo que tiene un pasado o son testigos de una época, son libros que suelen estar remendados y casi siempre con parches más propios de un pirata del Caribe que de un ejemplar apreciado, son supervivientes capaces de modificar su integridad con tal de llamar la atención, por su escaso valor económico se clasificarían como desechables al primer golpe de vista pero siempre se salvan porque son piezas únicas e irreemplazables.

Uno de estos libros ha cambiado de manos, él solito, tuerto y casi inválido, ha sabido encontrar su destino; sé que su nueva dueña lo cuidará aunque en más de una ocasión al deshojarlo padecerá  alguna recaída en sus achaques, él ha sobrevivido contando siempre la historia que encierra en sus páginas, pero también por sus andanzas desde hace más de treinta años entre libros escolares y revistas juveniles, por  su trajín en las tardes de invierno y  por explicar sus curas de urgencia con papel de precinto por no tener otro más a mano.

Es uno de los libros de lectura extra escolar que tuvieron mis hijos, es EL libro  que ha encontrado mi nieta entre las estanterías, roto recompuesto, desmembrado pero entero para seguir dejándose leer; se lo ha llevado a su casa después de repasar conmigo sus lances y sus batallas. El libro marcado, dibujado  y subrayado en muchas de sus páginas es EL libro donde  su padre y sus tíos iniciaron el gusto por la lectura, es EL libro con esquinas carcomidas,  lomo restaurado y hojas desguarnecidas que ha permanecido escondido durante años esperando llegara un  relevo generacional que parecía no producirse.

No sé cuál será su vida a partir de ahora; su andadura no será fácil entre tanto alarde publicitario y tanto derroche como se emplea en la actualidad; su modesta presencia puede incluso romper la armonía en unas estanterías diseñadas simétricamente para guardar plays, y colecciones multicolores pero solo la expresión de mi nieta frente al ejemplar que tenía delante ha compensado mi tiempo de espera.


  ¿PUEDEN  DIGITALIZARSE  LAS  ILUSIONES?

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona