viernes, 1 de abril de 2011

EL CURA DE PIZARRALES

En estos días le han concedido la medalla del trabajo a D. Jesús Garcia Rodríguez, cura párroco durante muchísimos años del barrio de Pizarrales en Salamanca, una medalla concedida por su incansable trabajo a favor de los marginados en un barrio donde el analfabetismo, el alcohol y la falta de medios hacían estragos en los años cincuenta.

Para los que conocimos en su día a D. Jesús tendríamos que valorarlo más que por lo que hizo porque consiguió ilusionar  a una barriada, hacer entender que la vida era esfuerzo y que para transformar aquel barrio era necesario mancomunar tareas y marcarse objetivos. Así se pudo canalizar el agua hasta los domicilios, montar clases de alfabetización, hacer campañas antialcohólicas, construir viviendas sociales, etc. etc.

En estos días harían falta muchos párrocos como D. Jesús; cuando un abuelo se siente envidiado por la gente joven es que el mundo gira al revés, cuando en la puerta de un colegio observas que muchos de los padres no tienen prisa en despedirse porque no tienen trabajo al que acudir , cuando la angustia de la incertidumbre es el tema dominante en las conversaciones, cuando los comentarios ante una nueva situación de pensionista es envidiada porque supone ingresos seguros, cuando la sensación general es de tristeza por falta de expectativas de futuro, cuando la gente que tendría que estar impulsando la economía del  país decide que es mejor que las familias queden arruinadas de por vida además de perder su piso, cuando fueron esos mismos dirigentes los que les metieron en este callejón sin salida, cuando la banca se une para fortalecer su poder y además reclama dinero de esos contribuyentes es que el mundo está boca abajo, las raíces del sistema están en el aire y el árbol parece olvidar que se sustenta por su base y que de  las raíces depende su vida.

Nos inculcaron la cultura de la posesión como síntoma de prosperidad pero esta misma posesión la han  convertido en soga estranguladora de una sociedad que no supo distinguir el “ser” del “tener”, esa misma sociedad a la que será muy difícil ahora hacerla comprender que no es tan rica como pensaba ni tan pobre como puede llegar a ser y que solo la unión y el esfuerzo común pueden sacarnos de este barrizal, algo de lo que tanto sabe el buen párroco de Pizarrales que a sus casi ochenta años sigue impartiendo su pastoral de ilusión y entrega tratando de conseguir un mundo más justo y menos egoísta.   

LA  REVOLUCION DE ORIENTE MEDIO PUEDE SER CONTAGIOSA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona