Con los amigos
de Can Batlló es imposible sentirte sola con ellos te sientes arropada reforzando
tu autoestima y las ganas de seguir en la lucha, nosotros fuimos (Can Vias) su referente en la lucha por
conseguir que el ayuntamiento les cediera las naves de la antigua fábrica
textil Can Batlló de la que conservan el nombre y que en un principio se pensaba derruir para
destinar el espacio a zona verde. Ahora hará tres años de aquella aventura y ya
son más de cuatrocientos vecinos los que de una u otra manera están implicados
en este proyecto auto gestionado del que
se sienten protagonistas y del que ahora celebran su tercer aniversario.
Distintos
talleres se encuadran alrededor de una biblioteca de más de 15.000 volúmenes
así como salas polivalentes y de ensayo donde entre otros grupos los hay de teatro, circo, cine, carpintería y cerrajería y un sinfín de especialistas que se esfuerzan
con su trabajo en ser autosuficientes hasta conseguir la rehabilitación de todo
el complejo sin olvidar los huertos, jardines y taller de reparaciones que también
tienen su rincón y ahora como proyecto están embarcados en la aventura de rehabilitar como viviendas sociales la primera
planta de una de las naves.
El mundo
asociativo al margen del sistema no parece interesar a nuestros políticos infravalorando nuestra dinámica y negando su realidad mientras tratan
de encuadrarnos como marginados impenitentes
sin más aspiraciones que vivir de prestado sin aportar nada a la
sociedad, cuando en la práctica estamos demostrando que no necesitamos sus
poltronas para ser suficientes y eficaces anticipándonos a lo que ellos pomposamente
llaman proyectos de futuro y nosotros solamente definimos autogestión vecinal.
La charla alrededor
de la taza de té a la que gustosamente nos han invitado en pequeño bar de la
institución deriva hacia otros colectivos auto gestionados que estando en el
medio rural van venciendo grandes dificultados como son el autoabastecimiento, la climatología muchas veces adversa y sobre
todo la recuperación y restauración de las antiguas construcciones muchas veces
expoliadas y casi siempre víctimas de la
desidia y el abandono cuando no arrasadas para facilitar una reforestación
desmesurada al servicio de grandes explotaciones madereras, los nombres de
Aineto, Artosilla, Ibor se mencionan siempre como núcleos de población
dispersos en el pirineo aragonés ahora también auto gestionados y salvados in
extremis de su desaparición pero valorando también el esfuerzo titánico que
representa para sus moradores reconstruir con sistemas ancestrales a base de
losa y pizarra hasta conseguir la armonía paisajística con el
entorno natural que el pueblo debió tener según la documentación de la época.
¿Porque
entonces tanta algarada enviando grúas y fuerzas antidisturbios a nuestra sede
de Can Vias? ¿Quién tiene interés en desprestigiarnos haciéndonos pasar por
vándalos incorregibles? ¿A quién beneficia nuestra desaparición?
Querido
paisano agradezco tu confianza al dejarme utilizar las páginas de tu blog para
hacernos oír, espero seguir contando con tu colaboración.
La Emilia.
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