No entiendo una buena comida o una buena cena sin sobremesa, tener tiempo para contar y escuchar, contrastar y exponer es un deporte al que me entrego en cualquier ocasión que se presente, en este caso tres generaciones alrededor de una mesa resultó cuando menos enriquecedora. Los que conocimos el estreno de “El tamborilero” acostumbramos en principio a adoptar la postura del espectador interesado, los que nos vinieron detrás tienen su momento para demostrar que llevan las riendas familiares con un criterio más actualizado pero siempre pendientes de alguna controversia, y cerrando el círculo están el núcleo joven en este caso mis dos nietas.
Son momentos donde el balance de tu vida queda abierto, nuestros hijos ya doblando la esquina de los cincuenta los anoto siempre y con letras mayúsculas en el haber, no en el mío particular pues soy consciente de no merecer tanto, pero si en el computo familiar pues que entiendo que laaportación que están haciendo a la familia y a la sociedad es mucha más de lo que en su día recibieron, el salto generacional es más evidente en el apartado joven, aquí es donde te das cuenta del desfase en el que vives, primero su vocabulario salpicado de expresiones ininteligibles, por el que ya no sabes si te están alabando, tomándote el pelo o simplemente es que un nuevo idioma nos está colonizando, sea como fuere con la carcajada con la que suelen subsanar mis dudas queda constancia de mi analfabetismo social.
Otro apartado en el que acostumbro a mantenerme a la expectativa es en el de proyectos de vida y de futuro, sorprende que siendo tan iguales puedan ser tan distintas, escucharlas es abrir una paleta de pareceres infinita, donde se dan cita el instinto, la intuición, el esfuerzo y la responsabilidad, en su manera de expresarse queda patente su personalidad y la contundencia de sus argumentos desbordan mi ya precaria imaginación. En otro contexto queda el abanico de posibilidades y profesiones a las que pueden acceder y las intrincadas formas y maneras de conseguir las titulaciones apetecidas con salidas al extranjero incluidas, y es aquí donde tiro la toalla perdido en el recuerdo de mi tiempo donde las cuatro reglas y las distintas asignaturas cabían en solo tomo llamado enciclopedia que incluía además el apartado del llamado “Espíritu nacional”
Es evidente que mis anotaciones están hechas desde mi poltrona de abuelo, pero que quieren que les diga, si no fuera así no habría merecido la pena haber llegado a los ochenta, estar presente en estas reuniones familiares es un regalo.
CUANDO LA FAMILIA SUMA EL CIERRE DE CAJA SERÁ POSITIVO
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