lunes, 25 de agosto de 2014

ALMANAQUES CON HOJAS PERDIDAS

El sol cae de soslayo alargando las sombras que al besar el asfalto parecen hurgar en los hoyuelos que como rozaduras llagadas por el tiempo esparcen su chinarrilla por los espacios ajardinados, un banco de madera acoge a los recién llegados amparados a su vez por  la sombra de un viejo sauce donde un anciano en silla de ruedas dormita evadiéndose de todo cuanto le rodea;  a su lado  otros grupos buscadores  también de sombras de estío  entretienen a una apergaminada abuela con la que no consiguen enhebrar conversación, el subido tono  de algunas preguntas nos hacen testigos obligados de conversaciones imposibles que en la mayoría de los casos estarían destinadas  a tirar del último hilván de la historia familiar perdido ahora entre los pliegues de un cerebro en regresión. No es fácil traspasar el lacre del tiempo, mentes y cuerpos antes vigorosos parecen sestear al amparo de su debilidad, palabras inconexas y frases perdidas aparecen como piezas de un rompecabezas imposible mientras alguien les  busca sentido intentando relacionar mensajes con aconteceres, mas allá se escuchan historias de pos-guerra y años de racionamiento, a este lado una paridora de once hijos enumera partos y penurias mientras recuerda a los que ya se le fueron, cerca dos hermanas solteras (y yo diría que enteras) lamentan  como fondo de su conversación la desdicha de no haberse casado para tener ahora quien les hiciera compañía, nadie calla al que fue vendedor de estambres ni tampoco consiguen aplacar al paseante con batería energética propia  que con su devenir continuo parece estresar a su cuidador, en definitiva estamos ante el marco idóneo  de un contenedor de mil y una litografía con firma de autor.

Hasta este escenario nos hemos desplazado para animar la fiesta de aniversario de sus residentes, nuestro grupo ha preparado con la ilusión de siempre las canciones y melodías que creímos más apropiadas, un atisbo de emoción y una sonrisa en los rostros de nuestros homenajeados sería suficiente para sentirnos satisfechos pero solo unos pocos parecen escuchar y solo alguno se  une a nosotros haciendo coro con más voluntad que energía. Personalmente lo paso mal me da la sensación que al estar entorpeciendo su rutina diaria rompiendo su paz interior o al menos esa paz interior con la que ellos mismos tratan de proteger, mis compañeros se conforman pensando  que si  hemos conseguido hacer felices a unos pocos ya mereció la pena nuestra visita, yo que no lo tengo tan claro pero me consuelo con haber podido escuchar y recoger de primera mano mil historias de nuestra historia escudriñando las hojas apergaminadas de un almanaque a punto de desaparecer.


EL  CONTENEDOR DE MEMORIA ES EL UNICO QUE NO TIENE RECICLAJE 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona