Romancero andaba
yo por los portales de San Antonio dejándome ver con diez entradas de tendido
dispuesto a especular, en esto saltaron rumores de que la corrida se suspendía por falta de trapío, luego que el cabeza de
cartel se rilaba como consecuencia de una
cogida, después que llegaba la social decomisando billetaje y trincando capitalistas,
no faltó tampoco el redentor de negocios
en quiebra pretendiendo apalancar todas las entradas pero a mitad de precio. Sudaba
yo cual cordero en sacrificio mascullando el ridi que esto supondría delante de mis comparsas
o cómo salvarme de aquel naufragio y con
más miedo que fantasma en solanera me replegué hacia la plaza pensando en cómo bajar
persiana de tan infausto negocio, miré y maldije con ojo de tuerto a la mal
llamada Mariseca y el momento en que se me acordó meterme a chamarilero, desatorado
del susto…retorné al matadero dispuesto a consumir el cáliz de mi amargura con
tal de olvidar aquel intento de fácil fortuna y mayor medro intentando
disfrutar unas mejores fiestas
septembrinas pero ahí me tienen sin beca
ni anguarina recibiendo la lección más rápida y magistral de lo que en el argot
se llama intromisión en corral ajeno.
Enterado
de que había un intruso entre los de la profesión estaba allí espigado como
trigo en agostadero rodeado de dos o
tres monosabios que más parecían puntilleros de Miuras que rehileteros en rotación
y
yo chulito al principio, contrito después y culi-prieto al final me vi a la
sombra de su estatura como marioneta escorada
por falta de hilos visto desde sus gafas de cristal biselado y con un rictus de suficiencia que aumentó
cuando su voz rasposa osó decir: ¿Qué
haces tú aquí? - al tiempo que ordenaba a su segundo me pagara las entradas a precio
de taquilla- ¡y lárgate! fue todo lo que dijo y así terminó la entrevista más
efímera, eficiente y practica que he recibido
en mi vida.
¡ Mierda
para mi culo y sonajas por orejas! de allí salí corriendo más de naja que
Torivio en primavera apuñando las entradas como a quien en ello le va la vida y
a fuer que fue tanto el apretón y tanta la sudadera que no bien hubieron de
valer para entrar por burladero que de ser estampa de sant
o a este le saliera
la lengua tres cuartas del barboquejo,
mal pude y así pasó justificar ante la panda que mal negocio no era el
que mal salía si no el no se intentara y que si de perdidas hablamos mas expuse
yo que presenté cara y torné culo y que a buen gitano nunca le fue bueno hacer negocio
del primer burro y que gallo malogrado
viene bien para guisado.
Torné el
género a mis amigos besando cruz y escupiendo seco con la promesa de que ni en
mentes trajinaría ya desdichas ajenas y que torear con Julio y sus gafas de
culo de botella era vérselas con el Chamán de los tomadores del dos que en
Salamanca hubiera y que para maletilla en capea no era caso arriesgar
taleguilla prestada ni alamares de empeño y que más valía manta en cama que
jergón en comisaría. Y en estas quedé yo flojo de voluntad y reído de los demás
que no acertaron a entender que no fuera cosa de imaginación los vaivenes del
mercado ni que más bien yo jugué con carta descubierta a tahúres de tute y
trileros de ocasión y que el tal Julio pasaba por ser el jefe de los hampones
del que se decía no había mal paso que no conociera ni despojo que no
percibiera y que en estas fue suerte haber corrido sin dejarme la badana entre
las púas que más miedo pasé allí que en sillón de sacamuelas.
Y así torné
a casa contrito y cabizbajo sin más consuelo que haber salido ileso del trance
convencido que la fácil ganancia o exprime a los pobres o tiene navaja.
Julio: Personaje de la época muy conocido en los bajos fondos.
Salamanca 1960….
SALAMANCA NI DA NI PRESTA NI LLENA LA
CESTA
Muy bueno tu articulo Joaquín, la verdad que Salamanca es una ciudad que se presta a la fiesta desde www.pobladomedieval.es te seguimos animando a escribir este tipo de artículos. Felicidades y un saludo enorme
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