lunes, 4 de agosto de 2014

ESTO NO TOCABA

Un querido amigo (que para eso son los queridos amigos) me localizó a través del teléfono en mi retiro campestre para desearme el mejor de los futuros como adivino pero que por favor lo hiciera  en plan de cómico en teatrillos de barriada o todo lo más en fiestas patronales.

Y es que uno se ha metido en muchos charcos y en uno de ellos  con motivo de la presentación del primer tomo de las memorias autobiográficas del Sr. Puyol se me bridó la ocasión de opinar para  una televisión local y aquí mi verborrea castellana alcanzó limites épicos aduciendo entre otras lindezas que el homenajeado podría haber sido presidente del gobierno español o incluso figura relevante en la comunidad europea de no haber tenido el hándicap para el resto de los españoles de ser catalán, que su preparación y honestidad estaba muy por encima del resto de la clase política y que si tubo narices para dejarse meter en la cárcel en la época franquista por defender sus ideales no cavia la menor duda de que estábamos tratando de una persona íntegra  con unos principios incorruptibles y como solía decir la señora Ferrusola para el que Cataluña estaba por encima de todo; incluso por encima de su propio matrimonio. Mi perorata terminaba más o menos deseándoles a los dos una tranquila y bien ganada jubilación pero que no se alejara del todo porque su figura por irrepetible era necesaria a la vera de cualquier mandatario de la plaza de San Jaime.

Mi amigo me recordaba con mi suéter de cuello alto y la agenda regalo de la Diputación de Salamanca con el escudo de la ciudad en primer plano y sobre todo por el énfasis y la concreción que ponía en mi castellano para dejar la cosas bien sentadas, mi amigo indudablemente seguirá riendo por los siglos de los siglos de mi perspicaz visión del futuro.

Ahora cuando el Sr. Puyol ha dejado de ser honorable por voluntad propia se nos caen los sombrajos al suelo tanto a los catalanes como a los no catalanes ya que veíamos en él la figura del equilibrio y la sensatez frente a vaivenes desestabilizadores y sobre todo el estandarte de la catalanidad en  estado puro. Esta vez su calendario marchó a destiempo y su ansiada hacienda catalana (que no independencia) no pudo irrumpir al final de su película con su cornetín salvador ejerciendo de séptimo de caballería, ¡una lástima!


LA BANDERA DEL INDEPENDENTISMO HA PERDIDO SU MASTIL

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona