domingo, 30 de noviembre de 2014

BANCO DE ALIMENTOS

El disco duro no da para más  o no tiene capacidad y si la tiene debe estar llena de telarañas ansiosas de que las dejen en paz dormitando en un sesteo tranquilo regenerador de endorfinas y abastecedor de placidas sobremesas columpiadas por la acogedora brisa del no hacer nada.

Nuestro profesor lucha por introducirnos en el dominio del ingles idioma que domina como profesor que fue durante si vida activa y aunque no desespera no hay manera de responder con la rapidez que él pretende y que nosotros desearíamos. Es una lucha en la que siempre ganamos algún terreno  pero difícilmente compensamos el esfuerzo que representa para este hombre trabajar con gente que como nosotros tiene callos en las entendederas  y poco habito para hacer deberes en casa donde el reclamo de la televisión es más fuerte y nuestros nietos se empeñan en jugar con la consola en el momento en que el abuelo se pone a repasar.

Amigo amable y entregado a su vocación reparte su tiempo entre los distintos centros del barrio dando clases gratuitamente en cuantas asociaciones sin ánimo de lucro se lo soliciten sin más  interés que la satisfacción personal. Esta semana le he visto retirando su  asignación en el banco de alimentos, el estomago me ha dado un pellizco mientras reprimía  las ganas de saludarlo  intentando a mi vez pasar desapercibido, pero ha sido él quien se ha dirigido a mí en un ingles pausado y tremendamente tranquilo, me ha explicado que cobra una pensión mínima con la que a duras penas consigue cubrir los gastos más esenciales, ha superado un bache anímico a fuerza de tesón mientras me explica que parte de esa terapia son sus clases donde encuentra amigos que lo valoran y a su vez devuelve a la sociedad una parte de lo que recibe, me habla de años en paro y tratamientos anti-depresivos me cuenta que su recarga moral está en el apretón de manos de sus alumnos.

Me ha dejado descolocado y hoy cuando cubro mi turno en la puerta del supermercado que me ha sido asignado para la recogida de alimentos pienso en mi amigo y en la  gente que se acerca con su aportación que me da la sensación de que lo resta también de sus escasas despensas, mientras un grito de rabia contenida se me escapa contra los malditos bastardos que han arruinado esta España resignada que no se merecen y valoro aun mas a estos amigos que está dando lecciones de una humanidad incuestionable. Las próximas clases no serán fáciles tengo que pensar en el amigo como profesor y seguir dándole el apoyo moral que necesita sin denotar ninguna otra alteración, tengo que hacerlo por él y porque  es la manera de  entregarle el calor humano del que el banco de alimentos no puede aprovisionarle, una vez más  la experiencia nos enriquece.


BANCO DE ALIMENTOS CAPITAL CON RENDIMIENTO INMEDIATO

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona