jueves, 15 de enero de 2015

FUERA DE JUEGO

Los años no perdonan y aquí me tienen ustedes por no tenerlo en cuenta con el lomo en adobo y la espalda en alcayata  y  todo por querer jugar al futbol con mi nieta pequeña sin tener en cuenta que la hierba resbala y que a mis años los reflejos tienen betijo. El deslomamiento con ser morrocotudo no ha llegado a mayores pero si es lo suficientemente importante como para no poder sentarme en varios días y tener que pedir árnica cada vez que intento cambiar de postura, el caso es que no me enteré hasta que vi como la hierba se venía contra mí  acogiéndome en sus fauces con una efusión  tan recia que por un momento las palabras me fueron esquivas mientras  mis partes internas rebotaban tan destempladamente que mas pareciera revoltijo de cocina en día de marmitaco que estudio de anatomía en facultad de medicina y así hubieron de esperar a recogerme hasta recuperar la compostura que lejos de ser hidalga quedó en antruejo y guiñapo quedé por unos momentos  mas torcido que redondel de plaza de toros  sin poder poner culo en silla ni en bolsillo calderilla,  de esta guisa y casi en parihuelas fui entronizado en el año que si bien comencé disfrutándolo en familia había de resultar para mí un tanto grotesco y estrambayado cuando este cuerpo mío antes del trance apuntaba a agitanado por su buena color y badana curtida.

Así transcurrieron estos primeros días del año entre atenciones y consejos y mal que bien uno se acordó del paño de las siete cosas que mi abuela tenida por curandera en su pueblo aplicaba sin distingos en golpes y descoyuntamientos  mas no encontré milagro ni ungüento que aliviase mi dolor ni pueda poner cuerpo en estandarte en pocos días y parece de ley que en este caso el padecer es la norma y retorcerse la forma, pero hay algo que zumba más  que la mosca del vinagre y es la gran retahíla de jaculatorias  que me vienen desgranando los allegados que mas pareciera rosario en cuaresma que sermón en novenario ¡ Que ya no estás  para estos alardes! ¡Que no puedes hacer estas cosas! ¡Que cualquier día te rompes una cadera! ¡Que pareces un niño! Total que ya no sé si a partir de ahora debo meterme en una hornacina para no sufrir daños o mejor embalsamo cual momia egipcia  esperando el final de mis días. Menos mal que Mireia, mi nieta pequeña con la cual jugaba ha compensado con creces  mis dolores amparándome con todos los almohadones de la casa y aplicando sus manitas en mi espalda para darme friegas reparadoras con la suavidad y el cariño que todo lo cura y dormidita quedó a mi lado para vigilar mi sueño en una estampa que recordaré siempre. Solo por esto ha merecido la pena pasar por este trance esto y ver como a tu alrededor la familia se confabula para obligar a que te cuides mientras tu mujer dispone un dispensario ambulante para que nada te falte incluida una manta eléctrica que amparara mis maltrechos riñones.

Visto lo cual ya no sé si seguir explotando el cuento para sentirme mimado o mejor restablecerme pronto para seguir jugando con mis nietas,  escuchar sus risas y sobre todo sentirme afortunado por esta  familia que Dios me ha dado.


LA EDAD LA MARCA EL ESPIRITU  PERO HAY ESPIRITUS REBELDES 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona