domingo, 8 de marzo de 2015

MI VECINA LA MONTAÑA

Estos días camino despacio, vuelvo la vista sin ganas de ver, acomodando mi paso al albur del paisaje y el panorama me dice que debo descansar, una piedra más que regular me ofrece su calva cabeza bañada por un sol de primavera impropio de este tiempo haciéndome entender que la solana va incluida en el pasaje y en el paisaje  y mientras mis entendederas calculan el tamaño y la forma  una lagartija deja su escondite para refugiarse en la peña cercana que aparece semi enterrada no lejos de allí al poco aparece nerviosa y vacilante asomando el morro por el hueco de su aspillera que enfocada hacia el horizonte parece hacerla dudar hacia donde emprender el camino de la huida, he roto su sueño he roto su retiro alterando su ambiente, quiero imaginar qué piensa y como me ve desde su atalaya;  si está pensando en la forma de escapar o simplemente está decidiendo esperar a que yo abandone la posición, en ese momento un saltamontes retozón y saltimbanqui distrae mi atención  dejando entrever sus alas azulonas en un parpadeo intermitente haciendo cabriolas imprevisibles, por un momento dejo de verlo mimetizándose en el paisaje y vuelto a mis pensamientos me doy cuenta que por momentos he dejado de prestar atención a mi amiga lagartija y esta ha desaparecido como por arte de magia, el cauce de una pequeña torrentera se me asemeja como  el respiradero natural de los flujos de la lluvia donde una pareja de  gorriones juguetea a ser amigos danzando al compas de un concierto lleno de trinos, mas allá una torcaz desaparece entre umbría de los matorrales llevando en el pico su último trofeo y un ejército de abejas revolotea de flor en flor hinchando sus torsos con el néctar cosechado.

Me acomodo en la piedra intentando refugiarme en el libro que llevo conmigo pero me resulta imposible, rodeado como estoy de naturaleza no puedo sustraerme al encanto de no hacer nada y me dejo llevar por los olores y los pequeños ruidos de los sobresaltados inquilinos del lugar, por un momento estoy fuera del tiempo y del destiempo olvidando rutinas y quehaceres y sobre todo llamándome a mí mismo privilegiado por tener la oportunidad de disfrutar y tener para mí solo  una montaña llena de aromas y sensaciones,  cuando el sol comienza a asolanar decido bajar de mi trono acomodando mis pasos al duro asfalto que rodea este reino de su majestad la naturaleza.

Estos días en que el Ebro ha manifestado su fuerza he recordado a mi montaña ahora encorsetada y comprimida sus torrenteras no son el Ebro pero la tierra y la grabas arrojadas a través de  sus heridas  cubren las aceras que la rodean, algo me dice que también aquí se ha hecho algo mal alguien ha olvidado que la naturaleza tiene que respirar y que es a ella a la que debemos rendir pleitesía, mandarán retirar el cieno y repintarán  las paredes como si de un decorado se tratara o lo que es peor que alguien decidirá levantar otra pared intentando ahogar la montaña en su propio llanto.


LAS  PRESAS  SON  LOS  GRILLETES DE LA NATURALEZA 

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona