sábado, 10 de octubre de 2015

VENGO A HABLARLES DE CASTILLA

Esta fue mi presentación en el foro poético al que fui invitado en  el barrio  de las Corts,  puse en escena a los personajes de mi tierra charra que con su idioma rancio y su emblemática simbología fueron calando en medio del silencio y la expectación  de la sala, la rueda de intervinientes dio paso a otros estilos y a otros idiomas haciendo del encuentro una convención poética y multicultural. La conclusión es que cuando se trata de un bien común nuestra forma de pensar cambia y  hablando coloquialmente nos identificamos sin ningún problema admitiendo  con naturalidad nuestro origen y nuestro arraigo en otras autonomías donde mantenemos vínculos familiares y perdura la sensación de pertenencia. Al salir alguna estelada colgaba en los balcones me decía que estábamos en uno de los barrios más elitistas de Barcelona y en un centro cultural  que tiene en la poesía una de sus mas cuidadas actividades manteniendo un foro de cultura sin más cortapisas que el respeto por lo ajeno y el fomento de lo propio.

La sensación de independentismo desaparece en las conversaciones cercanas, nadie da explicaciones ni se atreve a enumerar ventajas o inconvenientes, todo este movimiento es como una nube que alguien ha puesto en marcha que se retroalimenta por si sola arroyando cuanto encuentra en el camino, algo comienza a oler a manipulación o intereses más ocultos. Tengo amigos entrañables que sintiéndose plenamente catalanes votaron por la independencia sin que por el momento supieran decirme que razones les movió a ello, también mantengo amistad con otros igualmente entrañables que votaron en contra con el único motivo de ir en contra de los anteriores, tanto unos como otros nos vemos regularmente, la amistad sigue siendo inquebrantable y en ambos casos la falta de criterio nos lleva a una hilaridad desenfadada que muchas veces se hace dueña de nuestras tertulias. El tema de la independencia empieza a cansar, se observa una especie de hartazgo muy cercano a la desmitificación el relajamiento está dando paso a criterios más personales en detrimento de la euforia global, la aparición de caras nuevas en la plaza de San Jaime ya no se esperan con tanta expectación como se presuponía.

EL MARCO DE LA FOTO NO PUEDE SER NUNCA EL PROTAGONISTA





   

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona