martes, 10 de mayo de 2016

ERASE UNA VEZ UN JUBILADO

Erase una vez un jubilado que no contento con su suerte se enfrentó a quienes se creían amos de su vida y dueños de sus aficiones, la sorpresa de su actitud dicen que pilló desprevenidos a los que se creían incuestionables y hete aquí  que de la sorpresa saltaron a la incredulidad de de la incredulidad a la inapeable realidad. Larga fue la diatriba, intensa la argumentación y contundente la postura; no faltaron nuevos componentes del elenco organizador de  eventos que lejos de reconocer que los abuelos aún tienen criterio y voluntad independiente no hicieron otra cosa que justificar lo injustificable aduciendo razones inconsistente,  faltas de objetividad y carentes del más elemental  de los sentidos.

No puedo decir que el abuelo se sintiera bien es esta situación ni tampoco que fuera un lance agradable, pero sí que quedó satisfecho dejando bien claro que los años no nos hacen catedrales enmohecidas y aunque llenos de goteras seguimos siendo como aquellos árboles centenarios que agarrados a la tierra siguen  dando fruto y protegiendo con su sombra. Dicen que el abuelo miró a sus compañeros que sorprendidos y resignados admitían su situación como algo natural, pero que al grito  de no dejarse utilizar habían respondido levantando la cabeza en un gesto digno y grupal  que acabó por descolocar a aquellos interlocutores investidos de suficiencia  pero faltos de sensibilidad.

La vida es una suma de experiencias, estar en la pista de despegue donde comienza la cuenta atrás te permite la auto imposición de no dejarte doblegar sin miedo a las represalias, ser mayor no quiere decir que estés amortizado,  tener la necesidad  de reivindicarlo  es estar delante de un grupo de necios que  cuando lleguen a mayores (se oyó decir) tendrán  que soportar el trato de exclusión que ellos mismos están creando.

Vueltas las aguas a su cauce quedó claro que a suma de los años no convierten a nadie en un arrapiezo, reírte del ridículo es una alternativa, hacer de tu vida un ejercicio de libertad es una acción, respetar a los demás es reclamar trato de igualdad independientemente de la edad, condición o estado.



LOS  ÁRBOLES  MUERTOS  DE PIE,  SON  HITOS EN EL CAMINO  


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona