lunes, 7 de noviembre de 2016

EL PASADO ESTÁ PRESENTE

El encuentro inter- generacional resultó interesante, las preguntas  y comparaciones sobre libertades y relaciones  sexuales entre las distintas épocas  coparon la reunión con los alumnos del colegio de la zona, entre todos me llamó la atención una colegiala por la forma en que seguía las explicaciones tomando notas sin cesar, para el resto de alumnos era una compañera mas para mí y por su atuendo deduje su origen árabe e imaginé el esfuerzo que para ella debía suponer la integrarse en la sociedad que estábamos describiendo.

Coincidimos después en la reunión por grupos y fue en el turno de preguntas donde me di cuenta que el pasado estaba entre nosotros, la chica tenía claro de que temas no podría hablar en su entorno y mucho menos con su padre, de cómo una conducta como la que sus compañeros consideraban normal para ella supondría las expulsión de su casa, lo fundamental que era mantener la virginidad  en su religión y sobre todo el acatamiento de su doctrina. No la noté nerviosa ni mucho menos y si muy interesada en lo que allí se decía; pero ante las preguntas sobre homosexualidad y lesbianismo el rictus de escepticismo fue evidente, en su país una simple denuncia  en este apartado supondría la cárcel y el repudio por parte de la familia y nadie en su sano juicio admitiría esta forma de sentimiento.

En este encuentro se habló de la antigua ley de vagos y maleantes, hablamos también de la persecución desde el púlpito y de los apestados por practicar otras religiones, del sometimiento de la mujer por leyes discriminatorias  donde ni siquiera podía viajar sin permiso del marido, o como la iglesia tenia poder para imponer ritos y costumbres hasta hacer de los creyentes auténticos fanáticos sumisos y obedientes,  el servicio social de la sección femenina que Pilar Primo de Rivera impuso para que las mujeres ejercieran como buenas esposas ejerciendo como profesión “sus labores”  y guardasen la decencia en las costumbres sin aspirar a nada más que a casarse .

Llegados a este apartado los ojos de nuestra amiga se iluminaron ahí estaba ella, ese era su presente, para ella a partir de ahí nuestro tiempo era un telón sin descorrer, un cambio vertiginoso que posiblemente le producía vértigo, su atuendo en aquel momento era la coraza que la aislaba y protegía del entorno pero también la que impedía respirar  el mismo aire de libertad que presumían sus compañeros  de clase.

Concluida la jornada no he dejado de preguntarme si a aquellos chicos les ha valido de algo conocer nuestras experiencias, personalmente  me he sentido  compensado con saber que el pasado habita entre nosotros, y que desde esa preceptiva ya no es tan difícil entender a los emigrados de otras culturas. Fanáticos los hubo y los habrá siempre, mártires como Justo y Pastor nos los pusieron como ejemplo en nuestro catecismo, los ayunos en cuaresma  eran una bendición por ser pobres y no pagar bula, el santo rosario en familia era el viacrucis que había que pasar hasta llegar a la cena, no asistir a misa los domingos y fiestas de guardar suponía el infierno por pecar mortalmente, nuestros directores espirituales eran los ayatolas con bonete del catolicismo. Somos consecuencia de todo aquello, superarlo  ha costado toda una generación, no podemos pedir a los demás que lo hagan en pocos meses.


LOS  TIEMPOS  PASADOS  SE  ESCRIBIERON  EN  LA MESA CAMILLA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona