Yo entre otros muchos oficios estuve a punto de ejercer de
manager de un aficionado al boxeo en la época en que en la Salamanca en los
años de tira tu que yo no puedo se vivió una afición repentina a este deporte y
es que el susodicho pegaba sin control y cuando el contrario se refugiaba entre
las cuerdas y no podía más, se pegaba así mismo para demostrar que aun tenía
fuerzas y era el otro el que no quería golpearle, así la pareja se hizo célebre
y la afición ya no acudía para verlos boxear, eran simplemente el espectáculo tragicómico de la velada que rellenaba el cartel y aunque siempre
hacia combate nulo todo el mundo los jaleaba, El Zombi y El Grogi que así se les conocía fueron animadores imprescindibles varias
temporadas hasta quedar sonados mendigando
entre la afición.
Esta historia me ha venido a la cabeza de la mano de los
últimos acontecimientos El Zombi y El
Grogi salieron al rin de la política, el uno se refugió en las cuerdas mientras
el otro gastaba fuerzas aplicando golpes embarullados y tan arcaicos que ni
siquiera lograron despeinar al contrario, de nada valió que desde su rincón le
gritaran un cambio de guardia golpeando mas con la izquierda para asfixiar al
contrario o que intercambiara golpes obligando al Grogi a salir hasta el centro
del cuadrilátero , de nada valió que le insinuaran suspender el combate, de
nada valió por que el Zombi estaba tan
seguro de ganar que ni los gritos ni los gestos de su público le hicieron
cambiar de estrategia, al final nuestro
pegador falto ya de fuerzas buscó asiento en la tajuela de su rincón para
recuperar aliento, pero lo que no esperaba es que las patas estuvieran tan desequilibradas
que se vio lanzado fuera del cuadrilátero mientras su contrincante alzaba los
brazos sin haber recibido un rasguño ni explicarse la razón por la que le daban
ganador.
EL ZOMBI Y EL GROGI NUNCA
SUPIERON QUE LOS DOS HABIAN PERDIDO
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