Estoy jodido, ahora resulta que según los últimos analistas
los productos de consumo llamemos habituales están tan adulterados que consumirlos
es como estar llamando a todas las enfermedades de la degeneración y sus
aledaños, total que la leche ya no es leche, ni sin nata , ni sin lactosa, ni
sin gluten ni con vitaminas añadidas, ahora la leche ha de ser de arroz o
de avena o de soja o de la madre que los
parió, total que el presupuesto solo en leche se me dispara, y yo que siempre
encontraba remedio a mis angustias en mojar pan en cuantas salsas se me pusieran
por delante, pues no señor: el pan ha de ser de espelta, de mijo, de orégano o
de sésamo con semillas, y eso si con masa madre salvo que quieras morir por las
harinas adulteradas que venden en la panadería de la esquina, que quieres arroz,
¡no!, tienes que comer quínoa o mijo que es algo así como un arroz pero sin
arroz, que quieres huevos, solo de graja de gallinas en libertad, las lechugas,
patatas, y frejoles o las cultivas tu en el balcón o acude a la exquisita frutería
ecológica de la esquina, y no preguntes ni te exclames por el precio solo pide
y alégrate porque las picaduras de los pajaritos en las berzas son la garantía
de no haber padecido plaguicidas ni herbicidas, agua del grifo ¡ni hablar! tiene no sé cuantos gérmenes y si no es válida ni para planchar la ropa mucho menos lo será para
consumo humano, el azúcar ¡hay el azúcar! ni probarlo solo unas gotitas de no
sé qué edulcorante y arreglado, que quieres carne ¡pecado mortal! hormonas, y antibióticos pululan por doquier, del
pescado ni hablar, mucho mercurio y mucho plomo eso es lo que tiene, no caigas
en la tentación, tomar una café……aquel olorcito que envolvía toda la casa…aquel
pucherito al amor de la lumbre…¡Ni hablar!
malta o no sé cuantas judiadas en una marmita con una ramita de hierba
buena como los conejos...
Total que aquí me tienen hecho un figurín, no sé si será por mantenerme con la
alimentación sana de la que presumo o porque el estado ha rebajado mi poder
adquisitivo disfrazado con una ridícula subida del 0´25% por ciento, y así voy
dando tumbos por las esquinas diciendo que estoy sanísimo y que todo lo que como
es ecológico, aunque la verdad sea que he tenido que acortar mis raciones para
llegar a final de mes y sueñe por las noches con los torreznos de Soria, los
chorizos de Guijuelo o las cabezas de cabrito con hojitas de laurel que mi tía
Teresa me traía de su parada en el mercado de San Juan de Salamanca.
MORIR CON SALUD DEBERIA TENER DESCUENTO EN
EL CIELO
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