sábado, 7 de abril de 2018

YAYO, QUIERO SER ABUELO


Con esta frase se ha despedido hoy mi nieto antes de entrar en el colegio, me ha dejado preocupado, los últimos acontecimientos sucedidos en Cataluña lo tienen asustado, el temor a verse envuelto en una manifestación o cercado por un piquete, el convencimiento  de que tendrá que calibrar sus opiniones, la sola idea de poder ser discriminado o tener que escoger en qué lado quiere estar han creando en su generación una angustia innecesaria, traumatizante y cruel.

Algo estamos haciendo mal, muy mal cuando el resultado de esta situación es que todos saldremos perdiendo, algo muy mal estamos haciendo cuando la Cataluña pujante y fuerte por la que se sacrificó toda una generación se nos escapa entre los dedos rompiéndose en mil pedazos, algo muy mal estamos haciendo cuando las familias y  grupos de amigos se desintegran  dinamitando los puentes de la tolerancia y el sentido común.

Cuando le he preguntado a mi nieto porqué quería ser abuelo, me ha respondido que por que ya no tengo que enfrentarme con nadie, que mi vida solo consiste en disfrutar de lo que me rodea, que no tengo que ir a ningún sitio si no me apetece y sobre todo que con mi pensión no tengo que emigrar para buscar trabajo. No he podido responderle para que no viera que  tras el beso de despedida una lágrima traicionera rodaba por mis mejillas. ¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo explicarle a mi nieto que para que revaloricen nuestras pensiones hemos tenido que tomar las calles? ¿Cómo hemos podido llevar la angustia a los que más queremos? ¿Qué barbaridad  estamos cometiendo para que el miedo haga desear ser abuelo a un niño que comienza a vivir?

Camino despacio hacia mi casa,  escucho las noticias del día y en todas subyace un tono épico que nos encuadra entre vencedores o vencidos, nadie habla de tranquilizar  y atemperar los ánimos, nadie comenta que quizá  dentro de una misma familia no se enarbola una única bandera, nadie comenta que quien repele una manifestación puede estar golpeando a su propia sangre, y con todo el gobierno convierte la manifestación callejera en el único modo de ser oídos, triste muy triste que ser abuelo comience a ser una profesión.

                       EL RELOJ DEL ABUELO SIGUE TENIENDO CADENA
                                                                                                        J. Hernández


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona