Con esta frase se ha despedido hoy mi nieto antes de entrar
en el colegio, me ha dejado preocupado, los últimos acontecimientos sucedidos
en Cataluña lo tienen asustado, el temor a verse envuelto en una manifestación o
cercado por un piquete, el convencimiento
de que tendrá que calibrar sus opiniones, la sola idea de poder ser
discriminado o tener que escoger en qué lado quiere estar han creando en su
generación una angustia innecesaria, traumatizante y cruel.
Algo estamos haciendo mal, muy mal cuando el resultado de
esta situación es que todos saldremos perdiendo, algo muy mal estamos haciendo cuando la Cataluña pujante y fuerte
por la que se sacrificó toda una generación se nos escapa entre los dedos
rompiéndose en mil pedazos, algo muy mal estamos haciendo cuando las familias y grupos de amigos se desintegran dinamitando los puentes de la tolerancia y el
sentido común.
Cuando le he preguntado a mi nieto porqué quería ser abuelo,
me ha respondido que por que ya no tengo que enfrentarme con nadie, que mi vida
solo consiste en disfrutar de lo que me rodea, que no tengo que ir a ningún
sitio si no me apetece y sobre todo que con mi pensión no tengo que emigrar
para buscar trabajo. No he podido responderle para que no viera que tras el beso de despedida una lágrima
traicionera rodaba por mis mejillas. ¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo explicarle a
mi nieto que para que revaloricen nuestras pensiones hemos tenido que tomar las
calles? ¿Cómo hemos podido llevar la angustia a los que más queremos? ¿Qué
barbaridad estamos cometiendo para que
el miedo haga desear ser abuelo a un niño que comienza a vivir?
Camino despacio hacia mi casa, escucho las noticias del día y en todas subyace
un tono épico que nos encuadra entre vencedores o vencidos, nadie habla de
tranquilizar y atemperar los ánimos, nadie
comenta que quizá dentro de una misma
familia no se enarbola una única bandera, nadie comenta que quien repele una
manifestación puede estar golpeando a su propia sangre, y con todo el gobierno convierte
la manifestación callejera en el único modo de ser oídos, triste muy triste que
ser abuelo comience a ser una profesión.
EL RELOJ DEL ABUELO SIGUE
TENIENDO CADENA
J. Hernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás