viernes, 26 de octubre de 2018

APUNTES PARA UN TENORIO


Anoche fui al cementerio, teniéndome yo por muerto

calcé sandalias de esparto, camisola, y sin aliento
deambulé entre sus tumbas y en un giro de mal viento
se inclinaron los cipreses, se oscureció el firmamento
retumbaron  mil tambores, la lluvia vino a mi encuentro
arrancando a cuajo cruces, losas ,mármoles y cemento.
Empapado y con temblores permanecí quieto, quieto
refugiado en un rincón entre unas tumbas sin muerto.

Castañearon mis dientes, me envolvió un frio intenso
sin gritar yo oí gritar, sin oír sentí un gemir… quedo, triste, lento
lastimero, angustioso, gutural, gorgojo de quien es muerto.
Arrebujado en mi miedo quise escapar, al momento
dos grafios como dos garras me sujetaron al tiempo,
yo queriendo desasirme, las garras me tiran dentro
a una fosa llena de agua con restos que fue de un muerto
y gateo yo entre el barro, mis piernas ya no las siento
lucho, trato de salir, resbalo, es mi muerte lo presiento
y en aquel  agua embarrada solo tengo un pensamiento
decir adiós a los míos, el cieno me engulle, ahogo en el  mi lamento
me dejo hundir ya sin fuerzas, ya me arrastra el que está dentro
lucho con todas mis fuerzas, en ellas pongo mi intento
y grito, grito entre el barro aquello que llevo dentro.

Si buena vida os quité, mejor sepultura os di.

Se escucha entre bambalinas al director del encuentro.

Aquí está don Juan Tenorio, el de Zorrilla, nostálgicos

al que beben, al que envidian, al que idolatran los clásicos
el que tuvo los calzones y bombachas mas elásticos
asaltador de conventos, timador de mentecatos.
Nacido en Valladolid, pendenciero, sin recatos
esclavista, lenguaraz, apostador de mil tratos
que escapara en una mula, que se viera en mil conatos
traspasando las fronteras con su pluma y sus retratos.
Frecuentador de mesones, de alcobas  y de orfanatos
murió como ha de morir quien no atempera sus gastos
pobre, viejo, trastocado, sin fortuna y sin boatos,
enterraron lo en su tierra, cumplidos ochenta y cuatro.
No lo lloréis, el os diría: jugar, beber, sin recatos
allanar las mancebías  y conventos mentecatos
beberos la vida entera, no me seáis timoratos
y si al acero os retaran hendir el vuestro ! canastos ¡.
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Más llegados hasta aquí, pensar que todo es ficción
aplaudir si así queréis al terminar la función
y nosotros más felices si sacáis la conclusión
que abusar de las mujeres, no merece admiración.

                                                            J. Hernández

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona