martes, 6 de noviembre de 2018

EL BURRITO COJITRANCO


Caminaba el buen burrito
ramajeando el camino
peladas tiene las ancas
el lomo de pergamino
las herraduras sin clavos
y en el ronzal un espino.
A su vera dos zagales
con vara de fresno fino
le fustigaban los flancos
ante su paso cansino.
  

Al pasar un altozano
en la mitad del camino
un labriego que los vio
se plantó y les conmino
a que dejaran al burro
suelto, libre y sin espino.
Los zagales que lo vieron
no buscaron ni el camino
atrocharon monte abajo
barbechando sin destino.
El labriego mientras tanto
y el burro blanco platino
acompasando su paso
tornaron hacia el molino.

Curó el gañan sus heridas
a aquel  blanco peregrino,
lustró sus ancas dolidas
curó su paso cansino
herrando con nuevos clavos
los cascos de aquel rocino.
El burrito relinchaba

muy  feliz por su destino
teniendo cama de paja
bajo techo y sin espino.
Burrito de blanca piel
aquel de paso cansino
hijo de la burra blanca
y padre negro cetrino,
la cama donde tu duermes
fue cuna de mi destino
cuando la burrita blanca
tras el portón del cortino
arengó a los gallinas
contra aquel cerdo cretino
que a hocicazos se erigiera
de la pocilga el rey, y previno
emperador ser del corral
a falta de buen equino.
                        J. Hernández

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona