Por fin tenemos gobierno pareció resonar en todos los rincones de Cataluña, es una expresión más cerca de la resignación que la del triunfo, es lo menos malo que podía esperarse y no tan bueno para que ninguna de las tendencias que se mueven por Cataluña lo celebre como un triunfo, la sensación de evitar nuevas elecciones ha prevalecido por encima de intereses partidistas y sobre todo la presión ciudadana y la necesidad de reactivar la economía han sido determinantes, este fin de semana se ha producido el milagro, los dos partidos independentistas mas enfrentados entre sí se han puesto de acuerdo evitando que la cuerda se rompiera, el reparto de prebendas ha sido determinante pero pactar lo imposible hace suponer que esto es una cremallera que cierra divergencias cosida eso si con un hilván que no aguantará demasiadas contorsiones.
Nada es definitivo, nada parece presagiar que no tengamos que
acudir a las urnas más pronto que tarde, esto es una tregua nadie se engañe ni
a nadie engañemos, pero es lo suficientemente importante para que en Cataluña
se respire un aire de tranquilidad del que estaba necesitada, la pandemia marcó
la pausa, el nuevo orden económico y financiero y la dispersión de empresas y de
la desubicación de puestos de trabajo ha surgido otra Cataluña, otra manera de funcionar
y sobre todo ha hecho recapacitar en la idea de convencer más que imponer la idoneidad
independentista al cincuenta por ciento de catalanes no partidarios de la segregación.
Tengo buenos amigos de todas las tendencias políticas, de
todos recibo las mismas impresiones, ponerse a trabajar es prioritario lo demás
está por llegar y sobre todo la preocupación general es que Barcelona y su
litoral no pueden quedar como el culo de saco de la borrachera y del
libertinaje, Cataluña necesita volver a recuperar su seni, Cataluña necesita
escribirse con mayúsculas en los manuales de la cultura, la discreción, el
trabajo y las buenas maneras y en eso
estamos de acuerdo catalanes y no tan catalanes,
trabajar en esta línea será tarea de todos; arrimar el hombro es una
conjugación repetida constantemente y la
seguridad de que podremos recuperar el sitio que nos corresponde es ya un
objetivo.
Olvidar ídolos caídos es una de las asignaturas que queda pendiente,
de su protagonismo o relevancia dependerá
mucho del triunfo o fracaso de este nuevo gobierno, la tarea no será fácil
teniendo en cuenta que el pueblo llano no es un mero espectador también es un
árbitro implacable que tiene las ideas, los símbolos y las tradiciones en el
catecismo de su idiosincrasia.
EN ESTA PARTIDA HABER HECHO TABLAS ES UN
TRIUNFO
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