lunes, 25 de octubre de 2021

AMASANDO BARRO

 Mi curiosidad me ha llevado a un taller donde amasar barro es un arte y la imaginación va por libre sin cortapisas ni guión, el contacto con este antiquísimo elemento ha sido revelador , poderlo estrujar, moldear, componer y destruir, imaginar y desechar, retorcer y enderezar, dejar  que el barro se te escurra entre los dedos en  un todo con las manos y ser ellas la única herramienta, es una experiencia formidable, el encuentro con este material tan humilde tan dúctil tan sencillo y tan moldeable que deja que tu imaginación vuele hasta elevarlo a la categoría de arte no deja de ser una forma de volver a los orígenes del hombre y de la propia Castilla donde el barro era y es protagonista formando parte de los paredones  en forma de adobe o en las viejas casonas  donde la teja aliviaba aguaderos y cobijaba transeúntes bajo sus aleros.

El subconsciente me ha llevado a las primeras figuras de barro que tuve en mis manos aquellas que formaban la recreación del portal de Belén casero y  terminaban su peripecia con una lavandera sin brazo,  un borrico con una pierna entablillada,  la cabeza de un soldado en el cuerpo de un pastor o la pata de una oveja mutada en palillo, aquellas figuras que rescatábamos cada año de la caja de zapatos que dormía en el desván, momento al  que conferíamos trato de acontecimiento mientras nos enfrascábamos en deshacer nudos y  contra nudos con tono reverencial. 

 Mi versión como siempre es libre no hay caras en mis figuras ni los pliegues son perfectos ni los reyes portan corona, mis figuras solo tienen la misión del recuerdo que debido a los años la niebla de los ojos no deja ver, no pintaré mis figuras quiero dejarlas desnudas con cicatrices de tiempo y de intemperie, que solo la postura deje paso a la imaginación y haya quien adivine al niño Jesús en el regazo de su madre o pueda entender que las sombras que cobijan al conjunto son en realidad los tres reyes magos. El tiempo de pandemia me ha permitido valorar lo mas ínfimo, aquello que por tenerlo cerca habíamos despreciado considerándolo trasnochado y rudimentario, mi afición por las piedras, los hierros y el barro me hizo reparar en un humilde  resto de teja que por su aspecto y porosidad debió encauzar agua en una vieja techumbre.

DE BARRO SE HIZO EL HOMBRE, POR ESO SE LE ROMPIÓ LA COSTILLA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona