sábado, 2 de octubre de 2021

LA PROCESIÓN DE LAS MEOMAS

He regresado al futuro, las actividades y sobre todo el dentista están en la ciudad; tengo que reconocer que me ha costado dejar mi retiro pero me conformo con que solo es un hasta luego dando por seguro que los eucaliptos no se moverán de su sitio ni las encinas dejarán de dar bellotas ni tampoco los jabalíes dejarán de hacer su ronda habitual escoñándome los almendros o desfoliando las macetas de mi parienta.



En la ciudad echo de menos entre otras cosas la primera meada a la salida del sol, tengo por costumbre hacerlo entre los matorrales dibujando algoritmos sobre las piedras mientras observo como  las lagartijas sorprendidas y sin chubasquero corren despavoridas a guarecerse en la cavidad más próxima o como la kilométrica procesión de las hormigas cabezonas suspenden su acarreo por unos instantes intentando comprender de dónde demonios les viene el diluvio, no es que me divierta todo esto pero tengo que admitir que es una especie de relax que me reafirma  que estoy en medio de la naturaleza sin nadie a mi alrededor, por eso cuando estos días veía en la televisión la numerosa manifestación de un grupo de mujeres protestando contra una sentencia absolutoria por la publicación de sus fotos meando en una calle de su pueblo me dio pena pensar que en su recorrido rural y penitencial de la cual formaban parte no hubiera  campo ni acequia en la que el mingitorio estuviera fuera del alcance de un objetivo indiscreto, pero tampoco se me escapa que lo que habrían de celebrar es que el alcalde del municipio nos les impusiera una multa por ensuciar en la vía pública, otra por atentado contra la salud por la contaminación desprendida de sus purines y otra por daños causados en una propiedad privada y multa también a los organizadores del evento por no proveer de sistemas evacuatorios portátiles en los distintos tramos de la andadura.



 Total que a esta peregrinación yo la titularía la de las meonas no por quitarle protagonismo al santo o a la santa homenajeada ni por el milagro de haber escapado de las multas sino  porque no encontraran campo en una zona despoblada si buscaran el placer de hacer sus necesidades entre el aroma de los tomillos, los brezos, el cantueso y el romero y si además como parece el sitio y el modo eran habituales cada año  quiero pensar que la parada al ser tan numerosa como parece  habrían de hacerla por turnos y con ello que las últimas en posicionarse quizá consiguieran alcanzar indulgencia plenaria.

EL REGAR CON REGADERA SALPICA PIES Y MOJA ERA

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona