En las hogueras casi siempre hay un tizón que hace humo es incombustible nunca llega a hacerse brasa y ni mucho menos se resigna a ser ceniza, es por así decirlo el cenizo de toda de la reunión del que nadie sabe si está allí por casualidad o alguien lo ha entronizado para incordiar restando así protagonismo a la fiesta de al lado, el tizón tiene la mala virtud de encandilarse y echar humo cuando la hoguera está en calma en cuyo momento expande el tufo provocando toses, estornudos y vomiteras sin que nadie se atreva a quitarlo del medio y si para más desdicha encuentra quien le insufle aire puede que el humo del tizón se parezca más a una fumata de señales.
El tizón de nuestra hoguera ha querido inmolarse ofreciéndose
como víctima propiciatoria para levantar los ánimos de sus seguidores pero
sobre todo para dar sentido a su existencia, si la jugada no le sale perfecta
se regodeará de la justicia española, si
lo facturan vía España convertiría en un mártir más en el martirologio catalán restando protagonismo a los mantuvieron su
estandarte independentista aun sabiendo que con ello ponían en peligro su
libertad. Al Sr. Puigdemont le importa
un bledo Cataluña y casi a todos los catalanes, en un momento ha despatarrado la mesa del dialogo anteponiendo su orgullo a
un principio de entendimiento sin importarle poner a los pies de los caballos
al partido en el gobierno que más facilidades está dando hasta encontrar el
equilibrio entre las diferencias y aspiraciones entre Cataluña y el resto de
España, limar asperezas no está en el
vocabulario de este insigne prócer que más parece querer pisar callos ajunos
que evitar rozaduras buscando la confrontación sistemática, el Sr. Puigdemont
está dando alas a la derecha más radical con la intención de engordar al
caballo de Trolla y darle fuerza para que con sus coces acabe con el establo justificando
así su andadura. Si el Sr. Puigdemont
quiere volver a España y dejar de ser un prófugo de la justicia más le vendría hacerlo con gallardía sin
arrastrar a nadie a la contienda y admitiendo que su papel en la actualidad es
como la del rey emérito: un apátrida sin rumbo y sin causa ni brújula que le
gobierne.
EL HUMO ALARMA, EL
TIEMPO CALMA Y LA CABEZA MANDA
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