El mundo contuvo la respiración cuando el barco de la URSS cargado de misiles con destino Cuba fue interceptado en alta mar por la flota americana, Kennedy se salió con la suya y el resto del mundo entendió que la provocación rusa intentado instalar aquellos artefactos a poca distancia de los dominios americanos era una provocación inadmisible. Putin no ha tenido la misma suerte, intentar decirle al mundo que la entrada de Ucrania en la OTAN tenía que ser negociada o de lo contrario se entendería como una amenaza no dio resultado, la guerra estaba servida.
Cabe preguntarse a qué puñetas juega la ONU en este caso,
para que queremos un organismo que cuesta un ojo de la cara cuya finalidad fue
la de dirimir diferencias entre naciones antes de llegar a posturas
irreversibles, dónde demonios están los
servicios secretos y de información de las embajadas cuando en este caso no han
sabido detectar y ni siquiera analizar lo que se nos venía encima. ¿No es más fácil
pensar que estos mal llamados asesores funcionaron
a la voz de su amo americano y que lejos de intervenir fomentaron el
enfrentamiento?
E.E.U.U. envía el gas, el petróleo y las materia primas que antes
nos suministraba Ucrania pero sobre todo
armamento, un armamento que perfecciona haciendo pruebas en este viejo
continente donde cuenta con bula propia y libre de fielato, los españoles
aplaudimos también cuando nos dijeron que la base de Rota sería reforzada con
dos nuevos destructores aunque ello suponga darle las llaves de nuestro
territorio al enemigo que en su día potenció
la marcha verde marroquí contra España para quedarse con sus fosfatos, el
incremento de la flota americana supondrá algunos puestos de trabajo, de aquí
al envío de leche en polvo americana y las latas de aquel queso amarillo que el
régimen franquista señaló como el nuevo maná será un puro trámite, la mesa de Zabulón está
servida aunque los manteles de hilo los ponemos nosotros.
La puñetera guerra nos está haciendo más pobres no solo en lo
económico sino también en lo mental, pensar que el sétimo de caballería que masacraba
a los indios son los buenos de la película parece cosa del pasado, ahora los
indios somos nosotros aunque nos camuflen de cowboy defendiendo el rancho, las órdenes
del patrón no pueden ser discutidas y todos sabemos que al final de la historia
los héroes terminan muriendo entre las cenizas del fuerte mientras el cornetín
de séptimo de caballería suena a lo lejos cuando ya es demasiado tarde, pero
eso si sus uniformes inmaculados y sus briosos caballos buscarán entre los escombros al Búfalo Bill de
turno que tras agotar su último cartucho muere ensartado mientras exhala el último
suspiro.
EL EDIFICIO DE LA GUERRA NO TIENE PUERTAS
En tu línea, bueno, discutible pero bueno.
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