lunes, 21 de noviembre de 2022

VAMOS A CATAR

Se define como catar el hecho de probar alguna materia o producto al final de su ciclo o ejecución cuyo resultado ha de reunir las expectativas previstas, catar se consideró siempre como reunión de entendidos alrededor de una  nueva elaboración hasta ese momento no testada. Pero el Catar que llena nuestros periódicos y es cabecera de nuestras televisiones no parece ser un encuentro de entendidos alrededor de una degustación, el Catar de que hablamos ya tiene su estimación contrastada, todo el mundo asiente, todo el mundo confirma y todo el mundo deja a un lado su dignidad y sus principios para adorar al midas del petróleo la opulencia y el desaire. Nada importa que para llegar a esta cata  internacional hayan muerto más de SIETE MIL TRABAJADORES ni que se les haya tenido en régimen de semi-esclavitud, ni que tampoco sus mujeres carezcan de derechos, ni se admita ningún tipo de libertad sexual o civil, nada de eso importa el dios futbol prevalece sobre todas las cosas y el aborregamiento y las grandes pantallas de T.V. hará todo lo demás. 


Catar para hacer justicia a sus estatus debería llamarse a partir de ahora
ACATAR, acatar su dictadura, acatar sus caprichos y acatar la falta de derechos humanos a todo el que no se sienta Catarí, mala forma es esta donde luchas en tu tierra por conseguir derechos básicos y fundamentales y acudes después humillándote a guardar pleitesía en un país donde el dinero lo puede todo,  corrompe voluntades y hace olvidar principios tan básicos como la dignidad, el  futbol  una vez más pasa a ser el opio barato que obnubila el entendimientos aúna frustraciones y macera el sentido, convertir en ídolos a quienes dejan sus principios en consigna par pasar la frontera de la dilapidación  no parece ser la línea más coherente ni siquiera más racional pero hay solo una verdad en todo este desbarajuste: Aquí no se engaña a nadie, la cata ya estaba hecha.

 

             CATAR SE PERMITE DAR PUNTAPIES AL GLOBO TERRAQUEO

                                                                                           

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona