Si algún niño de mi tiempo pedía una muñeca a los reyes magos lo mínimo que tendría que escuchar que no se la traerían porque se le caería el pito, o cuando la niña despreciando a la muñeca de turno prefería jugar a la pelota o con los camiones o las pistolas que los reyes le había traído a su hermanito lo de ser un machirulo la perseguiría de por vida. Esta misma vida es la que nos está descolocando a los de nuestra edad, pensar que un chaval o chavala con diez y seis años pueda decidir su cambio de sexo sin consultar a sus padres me parece cuando menos una aberración.
Pero de todos modos no es ese el tema que hoy me lleva a escribir sobre sexo: hoy me conformo con mirar hacia atrás y remontarme a nuestro tiempo de estancia en el ejercito, trato de imaginarme a los compañeros tráns entrando en grupo en las duchas sin otras prendas que no fueran la esponja el jabón y la toalla, trato de imaginarme como deberían sentirse en medio de tantos compañeros a los que se daba por supuesta la masculinidad.
Estamos hablando de chavales con ventipocos años, estamos hablando de duchas comunitarias a modo de pasillo por las que tenias que transitar, estamos hablando de vestuarios sin puertas y bancos correderos y estamos hablando del sitio donde algún macho alfa que no dudaba en pasear sus atributos, estamos hablando de donde cualquier indicio se corregía con un bofetón y la burla de toda la compañía, estamos hablando de cuando hablar de sexo incluso en casa estaba prohibido, estamos hablando de que el mismo mando que daba la bofetada podía estar tapando así su condición, estamos hablando de cuando la mili era obligatoria, duraba dos años y los dormitorios y los servicios eran colectivos.
Cuesta pensar que hemos pasado por todo eso y a nadie se le ocurría pensar que el soldadito con el que hacías guardia en la garita podía estar traumatizado por no corresponder su condición sexual al cuerpo en que estaba encerrado, dar a conocer en aquel tiempo tu homosexualidad equivocada podía acarrearte el ser arrestado como mínimo durante el tiempo que durase la mili, todo menos consentir que en el ejército de Franco alguien pusiera en duda la fogosidad de sus soldados, lástima que el mismo general al tener aquella voz atiplada diera paso a ciertos comentarios e hicieran surgir dudas sobre su condición o la de Pilar Primo de Rivera fundadora de la sección femenina, secretos a voces que nunca se despejaron.
EL UNIFORME SOLO ERA LA FACHADA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás