LGTBI ¡Ala! Así como suena y sin anestesia, si hace unos años alguien nos hubiera dicho que habría multitudinarias manifestaciones en las calles a favor de lo que ahora se llama colectivo LGTBI lo hubiéramos tratado de loco en un tiempo en que la ley de vagos y maleantes te llevaba al calabozo sin más garantías que la voluntad del comisario de turno que para afianzar su masculinidad trataba a sus víctimas como desechos de la sociedad ¿Pero… como se escondía esa inclinación no normalizada en aquella época? Lo más seguro era el matrimonio; casarse era el subterfugio más socorrido para ocultar este desequilibrio sexual, contraer matrimonio era garantía y marchamo de normalidad y tener hijos el salvoconducto que habría puertas en una sociedad con orejeras que no entendía mas valores que los que marcaban la religión y la dictadura.
Cabria preguntarse qué pasaba en aquellas alcobas una vez apagada la luz, como y de qué manera una pareja engañada asumía la falta de motivación del compañero o compañera que presumiblemente lo achacaría a factores o imprevistos momentáneos e incluso achacaría al otro la falta de interés implicándolo en una vergüenza compartida para evitar manifestarlo ante la sociedad y seguir dando así la sensación de normalidad. La vida de muchas parejas de nuestro tiempo transcurrió a trancas y barrancas en la oscuridad de su alcoba, a nadie se le hubiera ocurrido entonces manifestar en público su condición sexual pero tampoco entiendo que actualmente esto tenga que entenderse como triunfo y de la misma manera que no existe el día del feo, del gordo, o del guapo.
Siguiendo esta idea para complementar y compensar los años de oscuridad y oprobio ahora tendrían que salir a la calles también otras manifestaciones, las de las victimas de parejas obligadas a convivir con los ahora amparados por la bandera multicolor, aquellos que para evitar escándalos y sobre todo no arrastrar a la vergüenza a los hijos sobrevenidos aguantaron y aguantan abstinencias impropias de su consideración como matrimonio, nos sorprendería el número de manifestantes, pero eso sí; no abría tantas alegrías ni exaltación como muestra el colectivo LGTBI.
HAY ALCOBAS QUE SON TÚMULOS DE NOCHE Y BASTIDORES DE DÍA
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