sábado, 13 de septiembre de 2025

RUMIANTES Y SEMOVIENTES

Al llegar la noche el rebaño del pueblo regaba de perdigones la calle principal, la berrea el alegre tintineo de las esquilas anunciaba el fin de la jornada y la necesidad de aliviar las ubres de aquellas cabras que apuro trajinar habían limpiado de brezos, maleza, retamas y hojarascas buena parte del monte comunal. La oveja que tenía mi abuela se llamaba “Jabonera” por el dominante blanco de su piel y siempre detenía su paso en la puerta de casa hasta ser ordeñada, cosa que indudablemente se hacía si queríamos desayunar al día siguiente. El cabrero pagado por los vecinos al final desistió de seguir en el oficio por la esclavitud que suponía estar todo el día en el monte incluidas fiestas de guardar. Mi abuela al igual que el resto de vecinos sacrificó la cabra y el rebaño desapareció dejando el monte abandonado



Los montes se queman, hacer que los rebaños vuelvan a su habitad natural parece ser la panacea pero las cabras, ovejas y bacas no suben solas, la profesión de rabadán ha desaparecido y los que en algún caso han intentado recuperarla han desistido por falta de rentabilidad. Los precios pagados por los productos del campo incluida la leche son ridículos y poner una explotación en parámetros competitivos requiere una inversión imposible para los pequeños emprendedores, con el agravante de que los oligopolios imponen sus reglas anulando la competitividad al pactar los precios en origen.

El medio rural se está abandonando a ojos vista,  los verdaderos bomberos de la naturaleza son aquellos que se sienten que la naturaleza su casa, los montes no se queman, se suicidan porque nadie pensó ehacer rentables las explotaciones comunales de las que poder vivir con cierto sosiego, pensar ahora que la solución es hacer del campo un tablero de ajedrez sería como cuadricular el mar para retener el oleaje, lamentar es gratis pero no es lo mismo dar el pésame a que seas  el difunto.

LOS HUEVOS DE LAS GALLINAS TIENEN FECHA DE CADUCIDAD, LOS DE OTROS  SOLO CUENTA CORRIENTE

                                                                                            J. Hernández

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Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona