domingo, 25 de enero de 2009

LA ZAGALONA - CUANDO SER ECOLOGISTA NO ESTABA DE MODA

Aquel pequeño manantial resultaba incómodo para conseguir un poco de agua; cansados de tener que acuclillarse para poder beber aquel grupo de amigos decidió acabar con la maleza circundante y despejar un poco la zona. Reunieron palas, azadones y una vieja carretilla y se metieron de hoz y coz hasta dejar el camino expedito para recoger agua sin demasiado esfuerzo. Su sorpresa fue encontrar una vieja arqueta que recogía el agua que caía a través de un tubo de hierro. Después de despejar la arqueta encontraron un rectángulo que parecía dispuesto como sala de descanso, algunas piedras les indicaron la forma cuadrada en que debieron estar dispuestas en su origen, con lo que procedieron a recomponer la escena transportando otras piedras de los alrededores hasta dejarlas como parecía que había estado originalmente, adoquinaron el suelo de aquella especie de sala de estar con lanchas de los alrededores y, cuando buscaron una salida natural para evacuar el agua que rebosaba de la pileta, descubrieron también una canalización de riego que se dirigía hacia lo que debieron ser huertas junto al río. Desmontando aparecieron grandes bloques de granito que, trabajados en algunas caras, daban la sensación de haber sido parte de alguna construcción o al menos de alguna portada o frontal de la antigua fuente. Reunieron todas aquellas moles de piedra intentando, sin conseguirlo, recomponer lo que pudo ser su arco de entrada, por lo que las dispusieron repartidas alrededor de la propia fuente en forma de mesas de grandes dimensiones.

(Vease el desnivel que tuvieron que allanar para dar salida al agua. En el horizonte, casi en línea con la zanja puede apreciarse con dificultad una yunta de bueyes trabajando)
Dejaron allí sus horas de descanso. Una de las moles de piedra fue dispuesta en sitio preferente encima de la propia fuente tras titánicos esfuerzos, debido a la falta de medios. Dispusieron tres hileras de arbolado siguiendo el desagüe original hacia el río, cuidaron de poner bidones a modo de papeleras para evitar residuos, disfrutaron viendo como familias enteras se acercaban hasta allí para pasar la tarde o hacer un alto en sus paseos por la orilla del río, se dieron por bien pagados cuando alguien les manifestaba su agradecimiento o cuando, sin identificarse, podían escuchar comentarios elogiosos sobre el cambio producido en el lugar y la sensación de que con su esfuerzo e imaginación habían reconstruido un emblemático lugar y habían recuperado para la ciudad un mítico punto de descanso y sosiego.
Esta fuente junto con La Platina tuvo fama en Salamanca de tener aguas con propiedades curativas, y podía verse cada día un peregrinar de gente acarreando agua para su consumo. La de La Platina ahora puede conseguirse previo pago, la de la Zagalona se hizo desaparecer.
De todo esto no queda nada, lo que llaman desarrollo o urbanización acabó con un rincón entrañable y emblemático; sólo queda el recuerdo de los que lo vivimos casi en primera persona y unas fotografías que dan fe de cómo la sensibilidad por el medio ambiente, cuando aún no estaba de moda, germinó entre un grupo de amigos que quisieron conservar para Salamanca y los salmantinos un trocito de paz y un rincón para el descanso que no hemos sido capaces de respetar. Cuando he paseado por Salamanca he intentado encontrar algún rastro que identificara el lugar donde estaba la fuente, ahora es ya imposible, sólo unos chopos que crecen salvajes me hacen pensar que por allí debió estar la vereda plantada por aquellos entusiastas de la naturaleza, cuyas raíces guardan el recuerdo y el agradecimiento que Salamanca no supo conservar.
(Parte del grupo de amigos que trabajó en la fuente, seguramente estarían celebrándolo. Mi padre está en el centro)
Tristemente el camino que más o menos conducía hacia la fuente se llama ahora “del Campo Charro”, nombre que puede aplicarse a cualquier otro camino. Quizá con más acierto sería deseable que éste se denominase “CAMINO DE LA ZAGALONA”, tanto en homenaje a la fuente que fue famosa y popular en su momento como en recuerdo de los que trabajaron en ella con tanto cariño y especial empeño.
Cada vez que alguna organización ecologista sale en la prensa haciéndose eco de algún movimiento proteccionista no puedo dejar de acordarme de mi padre y su grupo de amigos, pioneros sin saberlo de un movimiento que pasados los años está adquiriendo caracteres de movilización general en favor del medio ambiente, y ello en unos tiempos en que al hacerlo se exponían a toda suerte de mofas por la incomprensión general. Desde entonces cada vez que veo un árbol maltratado o la desidia en algún lugar público me vienen a la memoria recuerdos y olores que aprendí de la mano de mi padre y su grupo de amigos que sin pretenderlo hicieron de mí un amante de la naturaleza.

Nota: El nombre de la fuente proviene de una moza de buen ver que habitaba en la cercana cueva de la Mucheres, y que acarreaba el agua con sus cantaros, llamando la atención por su hermosura y desenvoltura en el acarreo, A esta zagala para destacarla de las demás se la conocía como LA ZAGALONA de ahí el nombre de la fuente y no “cagalona” como en el argot popular se la denominó.

16 comentarios:

  1. Reconocimiento al buen hacer de Joaquín Hernández.
    Como se diría en el argot Charro: "los sus artículos", por lo buenos e interesantes, son para mi una expectación, y como cuando yo era pequeño y también viviendo en Salamanca como Joaquín en la misma época, iva periódicamente a preguntar al señor Rivas propietario del puesto de los tebeos y prensa en la calle Concejo...¿ha salido ya el "ùltimo" de Roberto Alcazar y Pedrin?, Hoy estoy también pendiente de sus escritos en este blog.
    Joaquin, un abrazo y sigue...
    Federico Jiménez

    ResponderEliminar
  2. Es hermoso recordar estas historias,mi queridisimo padre me contó algo .Gracias por ampliar detalles.Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. me gustaria saber mas sobre la cueva de la mucheres, soy de Salamanca y no me acuerdo de casi nada sobre ella

    ResponderEliminar
  4. Hoy recordando mi infancia ha salido a relucir la fuente zagalona (cagalona la llamaba mi padre para hacernos reir), mi padre y mi tío nos llevaban allí de chicos para merendar.
    He descubierto este bolg por casualidad, pero creo que me engancho. Yo recuerdo a mi kioskera la señora Paca en las Carmelitas frente al Hospital de la Santisima Trinidad, allí me compraba los caramenlos de regaliz y las pastillas de leche de burra.Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Yo personalmente pase muchas horas de mi infancia, y varias de juventud alli. También cogiamos grillos ,y todo era muy hermoso ,lo recuerdo con mucho cariño GRACIAS POR DEVOLVERME ESTOS RECUERDOS MUCHAS GRACIAS .Yo vivia en la calle de la palma ,cerca del barrio chino y pasavamos largas horas por el rio ,y LAS tenerias ,peña celestina etc,etc gracias ANGEL ´´ANGELETE´´

    ResponderEliminar
  6. Mis recuerdos de ambos lugares, son como alguno habeis descrito, y que continuaré describiendo yo. En los años 1940 la fuente ZAGALONA (deformada en Cagalona) ¡tan bonita!, era un lugar un tanto alejado de los límites de la ciudad. Era una especie de valle donde debajo de una piedra de considerables dimensiones había un caño que manaba agua, un tanto sosa (¿cualidades curativas?) y se decía que era así porque su alimnentación freática pasaba por el Cemnterio... cosa que no es verdad porque está fuente era deu periodo muy anterior al dicho cementerio y que por circunstacçncias se denomino con este nombre charro ta lindo... efectivamente allí se iba de merienda. En un pilón delimitado por cuatro piedras, vertía la fuente sus aguas que luego continuaban por una canaleta... que no se donde irían a posteriori. Efectivamente allí se ponían los melones para que estuvieran frescos... había una pequeña pradería donde se situaban las familias al rededor de una tortilla. La cueva de la MÚCHERES era una cueva de formación ferruginosa situada donde ahora se encuentra el hospital de la Virgen de la Vega, a un costado de un prado (histórico) llamado RICO, aledaño a lo que ahora es la carretera (al frente de la loma de san Vicente). La cueva estaba habitada (en aquel entonces) por gitanos, seguro que aquello tenía algo que ver con la historia de la invasión francesa, cosa que ignoro. ¿Podría haber en los restos algo que sea prehistórico?... Aquello se destruyó sin pena ni gloria para dar paso al progreso... esto es un poco de lo que recuerdo... bueno añadiré que en la primavera, el 1 de mayo, se iba allí a cojer flores para la Cruz de Mayo..... ALEF-ALEF

    ResponderEliminar
  7. Tengo ahora 53 años y recuerdo a la perfección tanto mis idas y venidas diarias con mi abuelo a la Zagalona, como a la Platina a cargar el agua para beber en el día.
    Por vivir en Lugo, tan solo pasaba en Salamanca el mes de agosto en casa de mis abuelos, los maternos en Salas Pombo (junto a la Electra)y los paternos en Cabarrús.
    Mi abuelo el Sr Ramón, fue uno de esos locos que se ocuparon en rehabilitar ambos manantiales. Incluso yo mismo con mis primos y mi hermano le ayudábamos en las tareas de cuidado y limpieza cuando era necesario.
    Siendo ya muy anciano, el abuelo aseguraba que los maristas cuando levantaron el ISPE en aquella zona, captaron el manantial para servicio propio. Y yo mismo pude comprobarlo, bebiendo un vaso de agua extraido de las cocinas de ese centro.
    Magníficos e imperecederos recuerdos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Quiero entender que tus abuelos eran el señor Ramón y la señora Aurora...uff casi nadie, tu abuelo era mi héroe no se le resistía nada todo lo podía hacer, tenia unas manos que no he podido conocer nunca nadie mejor, al día de hoy tengo un patinete que me echaron los reyes envidia de toda la calle, y tu abuela tengo su imagen en mi mente con su moño...todos los años por navidades no puedo por menos que acordarme de ella porque todos los villancicos que canto me los enseño con mucho cariño. Puedes presumir y sentirte orgulloso de ellos.

      Eliminar
  8. Me alegro mucho de haber suscutado tantos comentarios y no pocos recuerdos pero no deja de ser lamentable y muy triste que se dejara perder un sitio tan agradable y popular sin que nadie moviera un solo dedo por conservarlo.
    Desde Barcelona y con la alegria de compartir sentimientos tan entrañables recibir un fuerte abrazo.
    J. Hernandez.

    ResponderEliminar
  9. Que recuerdos,porque en verano ibamos todas las tardes,a beber el agua y a merendar,nosotros viviamos primeramente en San Vicente y los caminos nos llevaban hasta alli atravesando por la chopera,donde nacio casi toda mi familia,es un apena que no la conservaran.Recuerdo cuando se empezo a traer escombros y deajrlos alli cerca.laura

    ResponderEliminar
  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  11. Yo también la recuerdo, de pequeño alguna vez bajé hasta ella en alguna correría por la ciudad, llena de maleza y hace algunos años pasaba por delante de ella cuando me dirigía a la huerta Otea viendo en ella a algunos tamborileros practicando con sus gaitas

    ResponderEliminar
  12. Me acuerdo perfectamente de la fuente. Vivía en el Paseo de San Vicente, entonces se llamaba Avenida del Líbano, íbamos con las bicicletas a la Feria de Muestras e íbamos a la fuente a beber y mojarnos. Fue entonces cuando empezaron a construir el ISPE y se la cargaron. Yo iba con dos amigos,Germán y Jaime que vivían en el n# 2 de la Avenida de los Maristas. No he vuelto a saber nada de ellos. Buenos recuerdos. Y de la cueva de la Mucheres me acuerdo cuando era bar, cuando estaba la Feria de Muestras tenía en sus paredes pieles de toro y las mesas bajitas con asientos tb de piel de toro. En mi casa hay fotos de mi padre y mi madre con otro matrimonio amigo (los padres de José Luis Yuste el periodista de la Gaceta, creo que estaba él también, muy adolescente (15-16 años). Después me tiré varios años encima de la cueva, estudiando Farmacia.

    ResponderEliminar
  13. LA CUEVA DE LA MÚCHARES: En mi tiempo con el apodo de La Múchares se le aplicó a una guapísima mujer de origen gitano que la habitaba, tenia la cara quemada por un accidente domestico y según parece se refugió en aquella cueva para que nadie la viviera. Originariamente vivía en los Pizarrales donde tenia una vivienda dignísima Sus hijos Manolo y Alfonso trabajaban como limpiabotas en la plaza mayor y en el Bar Plus Ultra y los dos respondían por ese apodo llevándolo como una honra. A todos ellos los conocí y traté personalmente.

    ResponderEliminar
  14. Yo recuerdo de ir a buscar agua con mi padre a la fuente de La Cagalona. Mi padre trabajó de guarda en la Feria de Muestras cuando iban a desmontarla.

    ResponderEliminar
  15. Fue a principios de los años 70. Mi padre trabajaba para el Campo de Tiro y Deportes. Pasábamos muchas horas por la zona.

    ResponderEliminar

Tiene a su disposición este espacio para sus comentarios y opiniones. Sea respetuoso con los demás

Este soy yo

Hace ya muchos años que las circunstancias me hicieron dejar Salamanca por motivos profesionales, instalándome en Barcelona. Añoro mis raíces y cuando vuelvo pueden encontrarme paseando solitario a primera hora de la mañana por las calles que tanta cultura han acogido. Salamanca sigue presente en mí.
Siempre he sentido la necesidad de comunicar mis sentimientos, por si lo que a mí me parece interesante a alguien le pareciera útil.
Joaquín Hernández
Salamanca/Barcelona