La plaza mayor en el ángulo de la calle Concejo tiene la particularidad de recibir los primeros rayos del sol salmantino; el día es primaveral, los rayos de sol caen oblicuamente y la plaza encuadrada desde el arco de la calle ofrece un magnifico contraste.
En la parte derecha está la exposición de las maquinas de coser Alfa, con una luna que cubre prácticamente toda la fachada; a la izquierda, creaciones Viñuela, tienda de moda para la mujer; en primer término la terraza del Plus Ultra. El buzón de correos en la perpendicular del arco parece querer marcar dirección de entrada y salida al recinto más armonioso de España, los tebeos de Rivas empapelan la fachada del portal que da paso a la pensión de estudiantes y la ferretería de Arsenio Iglesias mantiene sus escaparates con sus dorados colgadores de siempre pero con nuevas cacerolas para la cocina. Detrás de estas bambalinas, la plaza mayor refulgente da a contra luz una imagen casi irreal por lo perfecta dejando ver en su foro un hormigueo de gente que se mueve perezosa.
En la base de cada c

Con un “Servido el señor” y después de retirar los cartoncillos que protegen los calcetines del interesado y recompuestas las vueltas de los pantalones, una mano teñida de mil tinturas da por sentado un trabajo bien hecho. La satisfacción del interesado, el marco incomparable de la plaza mayor, el desparramar la vista para ver a quien le vio y admirarse los borceguíes hacen que los primeros pasos del cliente parezcan ser dados exclusivamente para lucir unos zapatos devueltos a la actividad de los días de fiesta cuando ya parecían destinados a ocasiones de medio pelo.
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La calle tal como era en la década de los sesenta
A Manolo “El Múcheres” no le da tiempo casi a respirar, el día es frenético, los clientes hacen cola y los más indecisos son llamados como por encantamiento para que no pierdan la oportunidad del sitio que les brinda. Él sabe perfectamente vender su servicio como signo de distinción, haciendo de ello emblema y marca de buen estatus económico, no dudando en poner en evidencia una respuesta negativa.
Mientras tanto un uniformado empleado del Ayuntamiento ha dejado encharcada la adoquinada calle Concejo en los aledaños de la plaza mayor y el carro de los helados “El Valenciano” ha ocupado su sitio delante del buzón de correos donde permanecerá todo el verano.
Mientras tanto un uniformado empleado del Ayuntamiento ha dejado encharcada la adoquinada calle Concejo en los aledaños de la plaza mayor y el carro de los helados “El Valenciano” ha ocupado su sitio delante del buzón de correos donde permanecerá todo el verano.
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Estado actual de la calle vista desde el otro lado.
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Este escenario ha desaparecido, de los establecimientos mencionados en este patio de comedias solo permanece el Plus Ultra, aunque reformado; el carro de los helados de El Valenciano ya no se recuesta sobre el buzón de correos, D. Nicanor desapareció, el edificio de la ferretería y los tebeos ha dado paso a uno de nueva planta y Manolo el último inquilino de la cueva de La Múcheres no nos puede contar como su madre, la que dio nombre a la cueva, enjabegaba constantemente las paredes de aquella vivienda que refulgía como las mejores del Sacromonte pero con más calor humano.
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